agosto 21, 2017

«Argentina es un corredor de la droga”

«Mi Sangre», desde la cárcel en Estados Unidos, el jefe narco colombiano habló sobre su inminente juicio, por qué eligió Argentina para esconderse y por qué cree que es un “perseguido político” Sigue leyendo

“Mi Sangre” era uno de los jefes narcos más buscados del mundo. Residía en la Argentina

Desde su detención en un restaurante en Pilar en octubre de 2012, el jefe narco colombiano Henry de Jesús López Londoño, más conocido como «Mi Sangre«, ha querido mostrarse ante la prensa y las autoridades judiciales como un preso político, una víctima de una conspiración entre varios gobiernos (Estados Unidos, Colombia, Argentina) con causa armada y condena mediática y, tal vez más lo más sorpresivo, un hombre que se encontraba en Argentina en el momento de su captura trabajando en el negocio de compra y venta de autos (y no liderando una organización que proveía de drogas al poderoso cartel de los Zetas, entre varios otros, como se lo acusa).

La flamante estrategia del colombiano, quien se encuentra detenido en el Federal Detention Center de Miami desde noviembre del pasado año, cuando fue extraditado de la Argentina en un cinematográfico megaoperativo, es presentarse como un «agente encubierto» que fue infiltrado por varias agencias de seguridad de los Estados Unidos en distintos grupos narcos y terroristas desde 2008 y cuya detención responde a una guerra interna entre funcionarios colombianos de la DEA. Según documentación oficial provista por su equipo de defensa, el Gobierno norteamericano reconoció que «Mi Sangre» estuvo registrado durante un período de seis meses entre los años 2010 y 2011 como fuente confidencial de la ICE (Immigration and Customs Enforcement), la agencia de inmigración del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.

Infobae entrevistó por mail a «Mi Sangre» para hablar sobre su supuesta colaboración con el gobierno de EEUU, por qué eligió Argentina para esconderse, y qué cree que pasará cuando comience su juicio por narcotráfico en octubre próximo.

—¿Es un agente encubierto de los Estados Unidos?

—Yo no he sido un «informante», sino un «agente documentado o encubierto» de varias agencias de seguridad de los Estados Unidos, a partir de 2008. Esta fue una circunstancia que por respeto a la confidencialidad de los contratos celebrados con los EEUU yo no había podido revelar, pero que ahora ha devenido pública por el levantamiento del secreto que el proceso impone.

—¿Qué declaró en la Justicia norteamericana?

—Me declaré «no culpable». Objeté la constitucionalidad de la acusación ya que el gran jurado fue engañado porque se le ocultó mi calidad de agente documentado de las agencias de seguridad, y presentándole la DEA declaraciones juradas e información basadas en testimonios falsos.

—¿Forma o formó parte del mexicano Cartel del Golfo?

—Para cumplir con mis compromisos con el Gobierno de los Estados Unidos en el desarrollo de mis tareas de infiltración tuve que acercarme a distintos grupos criminales. No me hubiesen buscado para infiltrar bandas si en realidad yo era el «jefe».

—¿Participó de un grupo paramilitar colombiano que conseguía armas y drogas?

—Yo pertenecí a un grupo político-militar de resistencia civil alzada en armas que decidió contrarrestar la propuesta comunista de grupos de extrema izquierda en Colombia. Este grupo se llamó Autodefensas Unidas de Colombia. Nunca participé de una estructura dedicada a comprar armas y drogas.

—¿Usted participó en el grupo de autodefensas para capturar a Pablo Escobar?

—Yo no fui parte del grupo paraestatal creado para combatir y dar muerte a Pablo Escobar («los Pepes»). Yo fui un ciudadano que trabajó con el Gobierno colombiano a través de la policía haciendo tareas de inteligencia que pudieran ayudar a desarticular el Cartel de Medellín. Efectivamente, puedo aportar información al respecto.

—¿Su objetivo en Buenos Aires fue exportar droga con narcos mexicanos?

—Mi llegada a la Argentina fue en el año 2007 y fue motivada por el riesgo en el que la persecución política me puso tanto a mí y a mi familia. A llegar a la Argentina, lo primero que hice fue pedir asilo político.

—¿Cómo está la Argentina en el mapa de las rutas del narcotráfico internacional?

—Argentina es un corredor de la droga  porque, al menos en relación a la cocaína, no hay producción nacional. Argentina se posiciona dentro del mapa global como un corredor de desvío o un sitio donde frecuente y cíclicamente las políticas aplicadas contribuyen de distintos modos a convertir en lícito el dinero proveniente de actividades ilícitas. No se está haciendo nada de fondo para atacar un tema muy serio que nos puede llevar a ser Colombia.

—En Estados Unidos lo acusan de traficar droga entre 2006 y 2012…

—Se me acusa simple y llanamente de hechos «no ocurridos» y dentro del marco temporal de la autorización pública. No soy un narcotraficante sino un agente que hice mi trabajo.

—Si no traficó drogas, ¿por qué está detenido?

—En las tareas de infiltración que desarrollé lo más probable es que haya tocado intereses de los Generales de la Policía de Colombia, que tienen la capacidad de direccionar inclusive los objetivos de la DEA. Estoy detenido no por ser narcotraficante sino porque los agentes de la DEA en Bogotá engañaron con información y testigos falsos al gran jurado, ocultándole los elementos desincriminatorios.

Inconsistencias en la defensa de «Mi Sangre»

Pese a que «Mi Sangre» niega haber estado involucrado en ningún tipo de actividad criminal, su historial como narcotraficante está largamente probado. Desde sus humildes inicios como «soldado raso» trabajando para Pablo Escobar hasta su coronación como cabecilla de la Oficina de Envigado y la AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), y luego Los Uribeños, las estructuras paramilitares que controlan el tráfico de droga en Colombia, su derrotero mafioso culminó en nuestro país, donde se había instalado junto a su familia huyendo de las autoridades colombianas y de los Estados Unidos pero sin sacrificar el manejo de varios carteles internacionales. Sin embargo, en la siguiente parte de la entrevista, «Mi Sangre» asegura que su proceso judicial en la Argentina fue una «puesta de escena» y se muestra seguro de que será absuelto por la Justicia de los Estados Unidos.

—¿Qué espera del juicio?

—Mi juicio se llevará a cabo este año, comenzará el 30 de octubre. Espero entonces que por fin pueda ser atendido mi caso en derecho ya que en Argentina eso no fue posible. El lamentable deterioro institucional y del estado de Derecho permitió que mi caso fuera decidido políticamente. La Justicia argentina no intervino realmente, fue todo una puesta en escena que terminó en el inexistente fallo de la Corte Suprema dictado en tan sólo un día sin tiempo material para leer y analizar los agravios del recurso. Eran 37 cuerpos de 200 páginas cada uno. Lo que presentaron como un «éxito de la lucha contra el narcotráfico» es en realidad un fracaso institucional.

—¿Por qué fue extraditado de la Argentina?

—Por un lado, el modelo de «condena mediática» implementado estratégicamente por mis reconocidos persecutores operó, dio sus frutos y maniató en derecho a los funcionarios que tenían que atender mi caso. Por otro lado, porque el Gobierno y las autoridades argentinas fueron engañadas con declaraciones juradas y cartas diplomáticas falsas presentadas por la DEA y la Policía de Colombia. También porque se le ocultó deliberadamente al Gobierno argentino mi condición de agente del Gobierno de los Estados Unidos empujando al Gobierno argentino a incumplir con el Tratado de extradición. Además, la injerencia de la DEA en los funcionarios públicos argentinos está por encima de los Tratados Internacionales y la ley. También, porque los organismos de inteligencia argentinos están al servicio de la DEA y funcionan como «superior jerárquico» de la justicia federal argentina de Comodoro Py. Y finalmente, porque los cinco ciudadanos que hacen parte de la Corte Suprema de Justicia argentina no revisaron mi caso, renunciando al estado de Derecho y mostrando desprecio por los Tratados Internacionales, la Constitución Nacional y la ley.

—¿Por qué eligió la Argentina para refugiarse?

—Porque era un país con una tradición respetuosa hacia los derechos humanos de los migrantes. No fui capaz de visualizar la fragilidad de sus instituciones frente a las presiones políticas internacionales.

—¿Usted tenía comunicaciones con El Cartel del Golfo durante su prisión en Argentina?

—No existe ningún elemento jurídico que permita inferir que ello hubiera sucedido. Mi contacto inició y terminó cuando el proyecto de infiltración dirigido por el Gobierno de los Estados Unidos así lo determinó.

—¿Qué tiene para aportar a la Justicia sobre ese cartel?

—Todo lo que he aportado acerca de organizaciones criminales. Es estrictamente confidencial por los contratos firmados con el Gobierno de los Estados Unidos.

—¿Cómo vive sus días en prisión en los Estados Unidos?

—En Buenos Aires estuve completamente asilado por 4 años en un lugar prácticamente sin aire ni luz natural, sin ventilación natural, filmado las 24 horas hasta cuando hacia mis necesidades fisiológicas, recibiendo a la visita en un salón que colectaba las aguas residuales de los baños de otros pabellones, privado de los utensilios para preparar mis alimentos, sin derecho a comunicación confidencial con mis abogados. En Estados Unidos estoy en una cárcel limpia, con acceso a teléfono e internet, con agua caliente y aire acondicionado las 24 hs., integrado con el resto de la población en interactuación libre y tranquila, en una celda con ventana al exterior, sin cámaras de ningún tipo, recibiendo visita en condiciones dignas, con un gimnasio moderno a disposición durante todo el día, con sala de televisión, acceso libre a la capilla, y respeto a los horarios de descanso. Hago ejercicio físico y recibo visitas a diario, preparo mi defensa para juicio, me distraigo informándome de las noticias por televisión y el resto del tiempo, estudio.

—¿Qué pasa si lo declaran culpable?

—No he considerado la posibilidad de culpabilidad. Pero en el hipotético caso que el sistema fallara, creo firmemente que en derecho, respetando la ley, tienen que absolverme e indemnizarme por los daños que me causaron, tanto a mí como a mi familia.

—Usted me dijo que Argentina era el mejor lugar del mundo para vivir: ¿volvería?

—Hay una frase que dicen los argentinos y con la que estoy de acuerdo: «Dios está en todas partes pero vive en Argentina». Pero también pienso que el demonio existe y también vive en Argentina. Habita en Comodoro Py.

  • Texto: HUGO MACHIAVELLI (INFOBAE)
  • Foto:
EL GMAIL DE DIEGOSCHURMAN