abril 25, 2018

Cantero apuntó contra un ex ministro de seguridad de Scioli

Asegura que Ricardo Casal le recomendó no cuestionar a la policía Sigue leyendo

Cuando dejó la presidencia de Independiente, Javier Cantero se convirtió en Víctor Abascal, un alter ego al que dio luz para exhumar sus experiencias en el club.

A través de ese personaje detalló el accionar delictivo de la barrabrava, a quien siempre consideró un instrumento del poder político,  judicial y policial.

Lo hizo cuidadosamente, con giños y sobreentendidos, porque la falta de aliados convirtieron su cruzada en una quimera digna de su admirado Don Quijote.

Dicho en otras palabras, noveló sus denuncias en «Contra el Sistema», un libro de 246 páginas, donde Víctor Abascal (Víctor en homenaje a su padre, Abascal en recuerdo al apellido de su abuela) despotrica contra Alcides, un patotero que cualquier lector avieso decodifica como el barra Pablo»Bebote» Álvarez.

El texto también sobrevuela los turbios manejos de Rogelio Savid, el influyente presidente de la Federación que remite a Julio Grondona, y los avatares del conspicuo Segundo Marano, decidicamente parecido al sindicalista-empresario Hugo Moyano.

El resguardo de las identidades en esta suerte de autobiografía ficcionada, luego de las públicas y notorias batallas que Cantero libró contra corruptos, violentos y usureros entre 2011 y 2014, fue para llevar algo de calma a su vida, evitando nuevos riesgos judiciales, económicos y físicos.

Pero la verdad, dicen, es como la humedad. Por algún lado siempre sale. Y el pasado fin de semana, en una entrevista con FM Milenium, dejó de lado los eufemismos, se olvidó de los nombres de fantasía, y habló a calzón quitado.

Así fue que reveló cómo un desenfadado Norberto Oyarbide le acercó una propuesta para ¨favorecer¨ judicialmente a Independiente.

Según Cantero, en alguno de los tres almuerzos que mantuvieron en Bice, un restaurante de cocina italiana de Puerto Madero, el ex magistrado también le pidió «acceder» a los jugadores del club para «levantarles el ánimo«.

Como en la entrevista radial el ex presidente no dijo «jugadores» sino «chicos» terminó siendo citado por la justicia para testificar en el marco de la causa de abuso de menores.

No tendrá mucho para aportar más que el recuerdo de cómo Oyarbide, a través de su secretario, le comunicó que iba a ser citado a indagatoria por la triangulación de pases de futbolistas, en una suerte de castigo por haber sido inflexible al pedido del entonces juez.

La supuesta ostentación de poder de la que hizo gala el polémico magistrado concitó razonablemente la atención de los medios. Sin embargo, como su admirado e hidalgo caballero de la Mancha, Cantero vivió otras tantas “aventuras”, que ahora parece dispuesto a revelar sin cortapisa.

Acaso la reunión con Ricardo Casal, cuando ejercía como ministro de Seguridad y Justicia bonaerense de Daniel Scioli, sea la más inquietante.

La misma se precipitó cuando Cantero certificó, con un grupo de escribanos, que la policía le enviaba un tercio de los agentes originalmente comprometidos a la seguridad del estadio Libertadores de América.

Luego de varios tira y afloje, y pese a la indiferencia de la AFA de Grondona, logró que la fuerza le devolviera el dinero por un servicio mal prestado, o prestado irregularmente.

Aquél cuestionamiento tuvo un costo. Y lo supo a la siguiente asamblea de socios de Independiente. Fue un caos que terminó con revoleo de sillas ¿La policía? Se quedó afuera argumentando que no podía ingresar a una propiedad privada. «Me entregaron», se quejó el directivo ante la prensa.

Fue entonces que el funcionario de Scioli entró en escena. ¨Un día me felicitó Casal por lo que estaba haciendo en el club. Hicimos una conferencia de prensa y después me invitó a tomar un café a su despacho¨, rememoró Cantero.

Ya entre cuatro paredes, y sin ningún testigo, siempre de acuerdo a la versión del ex presidente del Rojo, se produjo el siguiente diálogo, hasta ahora nunca difundido.

—¿A dónde quiere ir con todo esto?¿A dónde quiere llegar? —le preguntó el ministro, inquieto por lo que consideraba una afrenta a la institución policial.

—A ningún lado, doctor. Simplemente no quiero pagar todo este dinero. El club está fundido, no puedo hacer esto. Prometí que lo iba a cumplir y lo voy a cumplir —le respondió Cantero.

Se refería a los onerosos honorarios por un dispositivo de seguridad que no era tal.

—¿Usted sabe cómo empezó la Primera Guerra Mundial? —lo cortó en seco Casal.

Su interlocutor no entendió a cuento de qué venía esa pregunta, por lo que el entonces funcionario se la reformuló.

—A ver si me entiende ¿Usted quiere que haya millones de muertos? —lo espetó.

—¿Cómo voy a querer que haya millones de muertos? Estoy haciendo lo que estoy haciendo justamente para que no haya violencia —se exaltó Cantero.

Casal, quien había comenzado la charla felicitándolo, lo despidió con un contundente y lacónico “te va a ir mal”.

Ya por entonces, el funcionario cargaba con fuertes críticas de sectores del propio kirchnerismo, que lo acusaban de obstruir investigaciones y  falsear hechos.

Scioli lo mantuvo aún en los momentos más difíciles, como en febrero de 2012, cuando hubo casos de «gatillo fácil» de fuerte impacto público. La muerte de dos pibes después de un descarrilamiento de un tren en José León Suárez, y otro caso en el interior de la provincia.

El ex presidente de Independiente no quiso entrar en una polémica mayor y encuadró su diálogo con Casal como parte de la infructuosa lucha contra el sistema, aunque esta vez sin preservarse detrás de su alter ego Víctor Abascal sino como Javier Cantero.

«Casal me dijo que me iba a ir mal y que para él ese era un buen consejo. Pasa que lo que para él era ir mal para mí era ir bien. Teníamos valores diferentes”, concluyó.

 

  • Texto: DIEGO SCHURMAN
  • Foto:
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