abril 30, 2018

Escándalo en Greenpeace Argentina por acusaciones de acoso contra la directiva

Más de 40 exempleados publican una dura carta contra Martín Prieto, al frente de la organización desde hace 23 años Sigue leyendo

– Vestida así pareces una muñequita sexy hot.

– Te creció el culo, nena.

– Ahora estás linda pero no te dejes estar, que sos joven pero después si subís de peso no bajás.

Las frases iban dirigidas a Fernanda, que tenía 18 años cuando fue contratada en Greenpeace Argentina en 2005, la más joven de la plantilla. Las pronunciaron distintos directores de la organización, según denunció esta extrabajadora el pasado marzo a través de las redes sociales. También contó que tenía miedo de quedarse sola en la oficina y renunció a los tres años «llorando» y sintiéndose «la peor». Al parecer, hubo más casos. Esta semana, 42 exempleados y exvoluntarios publicaron una carta en la que acusan al director ejecutivo de Greenpeace Argentina, Martín Prieto, y al directorio de la ONG de acoso y discriminación. La organización ha abierto tres investigaciones y se ha presentado ante la Justicia. Prieto ha dado un paso al costado hasta que se esclarezca qué pasó.

El escándalo comenzó el 8 de marzo y desde entonces no ha parado de crecer. La chispa fue un tuit. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la ONG cambió su color de verde a morado y el nombre de Greenpeace a Purplepeace «para seguir luchando por el cambio». Publicó también un vídeo protagonizado por empleadas y voluntarias de Greenpeace en el que destacaba su compromiso con la lucha feminista. El mensaje indignó a varias extrabajadoras, que denunciaron en las redes sociales a Greenpeace y a Prieto. A los 15 días se sumó Fernanda y con el paso de las semanas han aparecido nuevos testimonios.

Greenpeace lleva 31 años en Argentina y hace 23 que tiene como director ejecutivo a Martín Prieto. Con 90.000 socios, es la ONG ambiental más importante del país. Desde 2012, Prieto está también al frente de Chile y Colombia como responsable de Greenpeace Andino. Las extrabajadoras acusan a Prieto de protagonizar o encubrir situaciones de acoso en los tres países. Entre ellas, enumeran abuso de poder, acoso laboral y sexual, hostigamiento, comentarios sexistas, violación de correspondencia privada, amenazas y extorsión.

«Tenemos un compromiso total de que se establezca cuáles de esas acusaciones sucedieron y si es necesario reparar algunas de esas situaciones, ese es un compromiso absoluto de la organización», dice por teléfono Natalia Machaín, codirectora ejecutiva de la ONG de forma temporal. Cuando aparecieron los primeros tuits, Greenpeace Argentina abrió una investigación interna y convocó a una experta internacional de la ONG para una investigación externa. Tras la carta pública, Machaín asegura que Greenpeace ha dispuesto una tercera investigación «absolutamente independiente», de la que ellas se mantendrán ajenas y en la que se escuchará tanto a los firmantes como al personal que ha permanecido en la organización.

Eugenia Testa dice que le revisaron el correo e hicieron circular sus emails. Fue la gota que colmó el vaso para la número 2 de Greenpeace Argentina entre 2012 y 2014. Renunció. Recuerda ahora la pesadilla que fue ser la única mujer en un «directorio machista» de siete miembros: «Cada cosa que quería argumentar me la hacían el doble de difícil por ser mujer, además de aguantar chistes machistas y desubicados». Pero todo empeoró desde que se plantó para defender a una víctima de acoso sexual a la que iban a despedir. La trataton de «loca» y le «vaciaron el puesto», denuncia.

Consuelo Bilbao, excoordinadora de campañas despedida en 2014, dice que Prieto «se paseaba en ropa interior» en un piso en el que convivieron con varios compañeros unos días en Cartagena y la disuadió para que no denunciase a un jefe que compartía con otros «fotos de una voluntaria desnuda». Además, fue testigo directo del maltrato al que sometió un director cuando una joven lo rechazó. «Fue en un viaje a Chile. Durante dos días vi gritos, violencia, destrato, la dejaba fuera de las reuniones diciendo frente a todos que no era de confianza, la dejó en el aeropuerto 10 horas…», enumera. Según Bilbao y Testa, el director ejecutivo de Greenpeace intentó en un primer momento proteger al director y echar a la víctima de acoso. La ONG lo niega y asegura que el director fue despedido tras una investigación interna abierta por este caso.

Cecilia Alemano fue madre mientras trabajaba en Greenpeace. Asegura que sus superiores le echaron en cara haberse quedado embarazada y nunca respetaron sus horas de lactancia. La echaron en 2015, tras cuestionar los despidos de otras compañeras, entre ellas Bilbao.

Machaín asegura que desconocían el caso de Fernanda y lo presentaron ante la Justicia para que lo investigue. Los casos de despidos fueron ya revisados en 2015, cuando una investigación interna concluyó que no fueron despidos discriminatorios, pero sí que existían significativas diferencias de género y emitió recomendaciones para eliminarlas. Machaín entró poco después en la organización. En estos últimos tres años, asegura que ha visto cómo se corregían desigualdades salariales y se promocionaba a mujeres a puestos jerárquicos. Todo bajo la dirección de Prieto. En un correo interno, las codirectoras dieron por hecho que se reincorporará cuando termine la investigación.

En el directorio de Greenpeace Andino hay ahora tres mujeres y cuatro hombres. A nivel global, la ONG está dirigida por dos mujeres, Jennifer Morgan and Bunny McDiarmid. La sociedad ha cambiado muy rápido en pocos años y casos antes silenciados -e incluso naturalizados- de violencia verbal, discriminación y acoso contra las mujeres comienzan a visibilizarse. Las extrabajadoras advierten que hay aún más personas de las que firmaron. Tanto ellas como la organización piden una investigación independiente que escuche a todas las partes.

  • Texto: MAR CENTENERA (EL PAÍS)
  • Foto: TELAM
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