julio 10, 2018

Machismo mundial: el acoso a las reporteras deportivas

A Sara Carbonero, Iker Casillas le plantó un beso en mitad de una entrevista. Eran novios y él estaba muy contento porque acababa de ganar el Mundial de 2010. Pero ella estaba trabajando. Ocho años después otra reportera de Telecinco, María Gómez, ha sido besada delante de las cámaras, aunque en su caso a traición y por un absoluto desconocido. Su reacción inmediata fue no sólo de asco y desprecio, sino también de hartazgo ante un atropello convertido casi en costumbre en los últimos tiempos. «Es algo que se ha puesto de moda en este Mundial. Me parece una vergüenza», lamenta la periodista española Carlota Reig (La Sexta).

Como María Gómez, varias periodistas desplazadas a cubrir el Mundial de Rusia han sufrido episodios de acoso mientras trataban de desempeñar su trabajo. La brasileña Julia Guimaraes (Globo), la colombiana Julieth González Therán (DW) o la sueca Malin Wahlberg (Aftonbladet TV), entre otras reporteras, han sido víctimas de besos y abrazos no consentidos, tocamientos, manoseos, comentarios obscenos y otras faltas de respeto. «Esperábamos que hubiera broncas por los ultras y al final nos encontramos en 2018 hablando de acoso a mujeres periodistas», lamenta Susana Guasch, periodista de Antena 3 y La Sexta: «En este aspecto me parece que está siendo un Mundial negro. Es terrible».

Guasch no ha acudido este año a Rusia, pero a lo largo de su carrera ha sufrido más de un incidente machista. «Siempre está el típico cromañón que no se cree a una mujer contándole un partido porque nos ve como floreros o como un objeto sexual. Nos queda muchísimo por recorrer», apunta la periodista, quien matiza, no obstante, que no todo es así en el mundo del fútbol: «He vivido los dos extremos, desde soportar cánticos como ‘rubia, coqueta, enséñanos las tetas’ hasta que me traigan un caldito caliente para no morirme de frío durante un partido a las diez de la noche en pleno invierno».

Carlota Vizmanos, periodista española que está cubriendo el Mundial de Rusia para Telemundo (EEUU), explica a este diario que ella no ha sufrido ningún incidente, pero cuenta que ha sabido de una periodista para quien han tenido que contratar un agente de seguridad para que le acompañe. «Conmigo ha sido todo el mundo muy respetuoso», relata sobre su experiencia personal, libre hasta ahora de sobresaltos, también antes del Mundial: «Hay cierta tendencia a decirte ‘guapa’ o cosas así. Eso sí que ocurre, pero no de forma violenta. Que te piropeen es habitual, pero con un micrófono y sin micrófono en la calle».

A este respecto, Guasch diferencia también lo que en su opinión es acoso de lo que no, para no desvirtuar la importancia del término. «Una cosa es que te venga un sonado a dar un beso y otra que estés haciendo una entrevista y te digan ‘guapa’. A mí eso no me parece exagerado«, apunta a raíz de otro episodio protagonizado este Mundial por María Gómez en el que afeaba a un aficionado que antes de contestar a sus preguntas le decía: «¿Cómo te llamas, guapa?». Carlota Reig opina igual que su compañera de cadena: «Nosotras mismas no nos hacemos ningún favor si lo exageramos. Hay cosas que pasan que no son machismo. Eso es ponernos más trabas».

A raíz de la sucesión de incidentes en Rusia, un grupo de periodistas brasileñas ha lanzado una campaña por las redes sociales bajo el lema Déjala trabajar(#deixaelatrabalhar) con la que tratan de concienciar a la sociedad para poner freno a los atropellos machistas. «Somos mujeres y profesionales. Queremos trabajar en paz. El deporte también es nuestro sitio. Yo quiero respeto«, señalan en un vídeo.

La mexicana María Fernanda Mora defiende la importancia de denunciar los abusos. «Hay que alzar la voz las veces que sean necesarias», afirma en declaraciones a EL MUNDO esta reportera de Fox Sports que sufrió un episodio de acoso el pasado mes de abril mientras retransmitía una celebración de aficionados del equipo Chivas: «En mi caso, me trajo miles de respuestas sumamente hirientes; fui objeto de la revictimización, hubo quien sostuvo que todo era mi culpa por vestirme de tal o cual forma o por irme a meter donde no debía. Hay que ser fuerte ante los ataques y no parar en los esfuerzos para desde nuestra trinchera ir cambiando las dinámicas».

Los episodios de acoso a reporteras no son exclusivos de este Mundial. De un tiempo a esta parte se han sucedido incidentes similares difundidos a lo largo de todo el planeta por las redes sociales, vehículo que ha servido para viralizar la denuncia del suceso, pero al mismo tiempo ha dado altavoz a gente que justificaba, aplaudía o reía unas acciones que están más cerca del delito que de la broma.

María Fernanda Mora insiste en que «hay que dejar de decirles a las mujeres que es exagerado sentirse vulneradas cuando alguien las toca sin su autorización» y reclama no frivolizar con estos temas: «Muchos de mis compañeros varones comparten estos enlaces en sus redes sociales, hacen bromas al respecto, lo toman como una simple anécdota y se ríen».

«Hay mucha gente que no se da cuenta de que lo que hace una reportera en la calle es un trabajo. No piensan que es algo serio y que la persona que lo está haciendo posiblemente se está jugando su puesto», apunta a su vez Vizmanos, quien apela también a la responsabilidad de los propios medios de comunicación. «Algunos no respetan lo suficiente la figura de la mujer que se dedica al deporte. Es muy frecuente ver artículos del tipo Las cinco reporteras más guapas del Mundial o Las siete periodistas deportivas más sexis. Eso no hace más que dañar a la profesión y no nos hace ningún favor», denuncia.

Las reporteras deportivas afrontan situaciones comprometidas no sólo entre los aficionados y no sólo en el ámbito del fútbol. En Roland Garros de 2017 un tenista tocó el pecho a una reportera mientras trataba de entrevistarle. Y Carlota Reig recuerda un episodio que vivió ella misma durante un Mundial de baloncesto: «Fui a pedir una entrevista con un jugador de Serbia y la respuesta fue: ‘Sí, no hay ningún problema; esta medianoche en la habitación del jugador‘. Eso a un hombre no se lo dirían nunca», lamenta la periodista quien pone otro ejemplo para evidenciar las dificultades que afrontan las mujeres: «Muchas veces ves a periodistas hombres hablando con jugadores que dicen ‘venga tío, te llamo luego y quedamos a comer un día’. Cuando eso lo hace una mujer es más complicado porque parece que quieres otra cosa. Se interpreta de otra manera».

El diferente rasero para hombres y mujeres también lo ve Carlota Vizmanos a la hora de que se valore el trabajo de unos y otras. «Si yo me equivoco en el nombre de un jugador es que no tengo ni idea, y si le pasa a un compañero es que se ha equivocado. Es así siempre», lamenta.

Reig destaca también la dictadura del aspecto: «Para hablar de fútbol, la imagen cuando se trata de un hombre no cuenta nada, pero en el caso de las chicas sí que importa. Hay muchas que no saben y si pesaran 10 kilos más no estarían donde están, y otras que sí sabrían contarlo perfectamente y no van porque no tienen la imagen».

Más allá de los episodios de acoso físico, el machismo ha estado latente en la profesión históricamente de diferentes maneras. Incluso hubo un tiempo en el que el periodismo deportivo fue un terreno vetado a las mujeres. «Poco a poco hemos ido asumiendo papeles en un mundo que tradicionalmente ha sido de hombres», apunta Silvia Barba, quien destaca que en la selección española ya hay una directora de comunicación, otra jefa de prensa, una delegada… «Que mi cadena deje en mis manos la cobertura de la información de la selección dice bastante», subraya la periodista que lleva más de 10 años siguiendo al equipo nacional para RTVE.

En opinión de Silvia Barba, para avanzar hacia la igualdad «el protagonismo de la mujer en el mundo de la prensa deportiva debería ser exclusivamente por la profesión y no por el género«. Carlota Reig, por su parte, mantiene que «el mundo del fútbol se ha convertido en un poco farándula». Susana Guasch coincide: «Ahora el periodismo deportivo se lleva mucho. Yo doy clases en un máster universitario donde la mayoría son chicas y eso antes no pasaba. Espero que a todas estas chicas les guste el fútbol y que estén dispuestas a sacrificar todos los fines de semana de su vida, y no quieran dedicarse a esto sólo por la tontería del jugador de turno».

  • Texto: DAVID SANZ EZQUERRO (EL MUNDO)
  • Foto:
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