diciembre 2, 2018

«Sería candidato a gobernador de Cristina. Para mí tenemos que armar una gran unidad opositora»

Declaraciones de Daniel Arroyo al programa Sobremesa Sigue leyendo

—¿Querés ser candidato a gobernador?

Quiero ser candidato a gobernador. Tengo buenas ideas para la provincia. Estoy convencido. Soy un enamorado de la provincia. Recorro la provincia hace mucho tiempo. Entiendo el conurbano. Entiendo el interior que se ha conurbanizado, como Bahía Blanca, La Plata, Mar del Plata. He recorrido mucho el interior más pequeño. Sí, yo quiero ser candidato a gobernador. Me parece en esencia que la provincia tiene tres cuestiones de resolver. La primera es que hay que cortar la venta de droga. Claramente que el que vende droga gana más que el que trabaja y que crece en el barrio alguien que vende droga. Que hay un nuevo sujeto social en un barrio: en un barrio hay un maestro, un gasista, un plomero, el que vende droga… y el que vende droga es el que está mejor, está claro. Yo creo que la venta de droga no se corta con la policía, ni la Bonaerense, ni la de Santa Fe, ni la de Córdoba, sino que hay que armar una fuerza especial para cortar la venta de droga fuera de la Policía y crear 200 centro de atención de adicciones. Y me gustaría dos cosas en la provincia: dar vuelta la escuela secundaria. La escuela secundaria terminada, esta escuela secundaria no nos está generando chicos del siglo XXI, y dar vuelta al sistema de salud que está tremendo.

—Candidato a gobernador de Cristina Kirchner?

—Quiero ser candidato a gobernador de la gran unidad del peronismo que incluye para mí a Cristina y a todos los sectores.

—Te lo pregunto si serías candidato a gobernador de Cristina Kirchner, candidata de la ex presidenta.

—Eso sin lugar a dudas. Yo veo esto: para mí tenemos que armar una gran unidad opositora que es el conjunto del peronismo en sus distintas variantes, más los movimientos sociales, más otros sectores críticos. Eso tiene que dar lugar en una primaria seguramente a dos o tres candidatos a presidente, dos o tres candidatos a gobernador. Y la sociedad vota y dice éste es el que lidera, ésta es la que lidera, y vamos para ese lado. Sí, claramente lo quiero hacer así y Cristina y el kirchnerismo es una de las dos identidades que hay en la Argentina. Para mí hay dos identidades, una es el macrismo, los que dicen hay que hacer esto, los que dicen “hace 70 años que vivimos equivocados”, y otra es el kirchnerismo, un va a un barrio y hay kichnerismo. o a una plaza, y hay kichnerismo, o a una escuela secundaria, y hay un pibe que es kirchnerista. Sobre esa identidad, con otro montón de miradas, yo tengo otra distinta, hay que construir esa unidad opositora.

—Ahora vos en algún momento rompiste con el kirchnerismo.

—Me fui en el 2009

—Eras hasta hace muy poquito tiempo atrás diputado del Frente Renovador de Sergio Massa. Qué pasó?

—Yo estuve en el Gobierno del 2003 al 2007, fui viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner en el gobierno de Néstor y después fui ministro de Scioli, hasta el 2009. Y me fui del Gobierno en 2009. Para mí sintéticamente hubo tres kirchismos: uno hasta el 2009, que bajó la pobreza, bajó la desocupación, mejoró en términos generales todo y yo lo llamaría desarrollista. El 2009 viene la crisis del campo y la crisis internacional, ahí arrancó el segundo kirchnerismo, que llamaría progresista: ley de medios. asignación por hijo, matrimonio igualitario, entra en la batalla cultural. Hace cosas interesantes pero olvida la cuestión… la dimensión productiva económica, y empieza la grieta. Yo ahí ya no estoy. Y viene un tercer kirchnerismo, cuando Cristina gana en el 2011 con el 54 por ciento de los votos, que claramente es refundacional, busca refundar el tipo de cambio, la justicia y se complica mucho en materia económica y de gestión, se complica mucho. Yo creo que el ciclo largo es bueno y que si uno va de punta a punta en 2003 al 2015 mejoró la situación. Los últimos cuatro años fueron muy complicados. Yo me fui retirando cuando sentía que mi lugar estaba en otro lado, en hablar de otro lado, volví al ámbito académico Formé parte a partir del 2013 del Frente Renovador, fue una alternativa con Sergio Massa. He sido diputado por el Frente Renovador, tengo la mejor opinión de Sergio Massa verdaderamente. Me parece que a una persona que se le acerca a Roberto Lavagna o José Manuel De la Sota tiene una calidad dirigente muy alta sin lugar a duda. Pero tengo la impresión de hace un tiempo, sobre todo desde la reforma previsional de fin de año pasado, que hay que armar una gran oposición unida, que no es el camino del medio lo que va a construir la Argentina sino una gran oposición unida. Esa ha sido en esencia mi diferencia.

—¿Massa no quiere la unidad?

—No, creo que al final vamos a terminar todos en la unidad. No tengo ningún dato pero sí yo estoy convencido que lo social define lo político en Argentina y que el nivel de conflicto social va a ser muy grande y que gobernar la sociedad va a ser dificilísimo. Y entonces eso va a construir una gran unidad ¿Cómo vamos a llegar a la unidad? Por los que estamos convencidos como yo, o los que el temor por el conflicto social nos obligue a juntarnos, todo eso para mí vamos a terminar todos juntos. Nosotros conformamos un interbloque que tratamos de ser un puente y articular todo ese conjunto de la oposición.

—¿Conflicto social mata corrupción?

—No, la corrupción es un dato que la sociedad lo tiene muy internalizado. El problema en esencia de la sociedad hoy es que se rompió el contrato social, una parte de la sociedad dejó de creer en el Gobierno, no le cree más, pero no le cree nada de la política, nada de nada de nadie, nos incluye a todos. Entonces la corrupción es un tema central para la sociedad y distingue muy bien quiénes son corruptos. Pero lo que sienten es que se corrió del Estado, que la política no está. Hay un vacío grande en la Argentina y un desenganche profundo, es más fuerte que la del 2001, porque no es sólo crisis de representación, no es sólo que no le creen a la política, están desenganchados, el Estado se corrió, y cada uno tiene que ir por la libre. En eso que cada uno va por la libre, sale lo mejor y lo peor: el pibe que se mata estudiando, el que vende droga, cada uno hace lo que le parece. Ese vacío o lo llena la política con racionalidad que es lo que yo planteo como unidad opositora o lo llena de locura. Para mí la locura es a lo Bolsonaro, la cosa extrema. La sociedad tiene muy claro el tema de transparencia, yo creo que es un punto clave. Lo que pasa es que sienten que la política se corrió y que está sola, que nadie le está acompañando.

—¿Pero eso no es un punto flaco de Cristina?

—Está claro que el kirchnerismo ha construido un sistema de corrupción a través de la obra pública. No ha sido un caso suelto de funcionario, sino que había un sistema. Yo creo que ha tenido distintas etapas la corrupción en la Argentina, en el menemismo era la corrupción más clásica, el que tenía que comprar botellitas de agua para hacer un evento y la compraba a 500 pesos. Después vino un sistema de corrupción a través de obra pública. Lo que hay hoy para mí es una cooptación del Estado, en las tres áreas centrales: alimentos, medicamentos y combustible. Los que tienen que controlar están del otro lado del mostrador, están pensando en rentabilidad del supermercado, o cómo meten Farmacity en la provincia Buenos Aires o liberan el precio del combustible. Creo que es un punto clave y que es un punto. Nosotros tenemos que ir por adelante. Tenemos que hacernos cargo de los problemas que ha tenido el peronismo, aunque yo he sido muy crítico en muchas etapas. Tenemos que hacernos cargo de eso. Debemos plantear una idea transparente institucional, tomar el tema de corrupción en serio y hacer un cambio.

¿Cristina Kirchner es corrupta?

–No, yo creo que hubo un sistema de corrupción muy disperso por todos lados, no creo que sea el caso de Cristina.

—¿Estás de acuerdo con la frase de Grabois, («queremos que vuelva Cristina pero sin los corruptos»)?

—Así dicho no. Es decir, sí creo que hay que ir a una etapa distinta. Primero creo que la siguiente etapa no es mirando para atrás. Hay que hacer otras políticas, no recuperando la mirada para atrás. Y sí creo que hay que incorporar gente intachable ¿Cómo se es intachable en el Estado? Yo te puedo contar mi experiencia. Yo estuve siete años, firmé cheques por 18 mil millones de pesos, y me fui en el 2009. Hoy sería un montón de guita. Me hice este planteo antes de irme del gobierno. Mi capital es mi nombre. Lo único que yo tengo es un nombre. Yo tengo una cosa religiosa personal pero además tengo un nombre. Entonces lo que dije es: no sólo éticamente tengo que ser una persona transparente sino que a mí me conviene porque yo no quiero que nadie hable mal de mí, que respeten mi nombre, como todo vecino que anda dando vueltas por ahí. Bueno, si logramos que la gente que tiene algo para perder, que es mucha en Argentina, que tiene un nombre, participe en la política, la cosa se va limpiando.

—¿Cómo te dan los números? Sé que midieron a Kiciloff, Insaurralde, Magario.

—Vi una encuesta que la encargué yo. Me mostraron las que le hicieron. La hizo Analogías. Tenía 28 por ciento de conocimiento, 57 por ciento de imagen positiva, la verdad es que es muy buena la imagen, Tengo un conocimiento bajo comparado con los que nombraste vos o con otra gente que es más conocida en la política y lo que decía esa encuesta es que uno de cada tres personas que me conocían probablemente me votaran. A mí me parece que esta idea que yo digo del interbloque de hacer un puente yo la puedo trasladar en la campaña. A mí me parece que la gente mira y escucha más de la política de lo que parece y presta bastante atención, por lo menos a mí la gente me para por la calle me dice;  “dijiste esto, esto no, Ojo que te equivocaste con tal cosa”, por lo menos los que los que siguen los medios y la política consumen interesada. Y yo creo que puedo aportar, para mí en la política gana quién tiene razón. Quién tiene razón no es quién es inteligente sino quién da con la razón de su tiempo. Yo creo que puedo hacer buenas propuestas para este tiempo.

—¿Tenemos un Papa kirchnerista?

—No, no es un Papa kirchnerista. Es un Papa que no cree en el derrame, no cree en el neoliberalismo. No es que lo diga yo, lo escribió antes de ser Papa, hizo el documento Aparecida, que es un gran documento. Criticaba la idea de creer que esto va a crecer la economía y después va a derramar, no cree en las políticas neoliberales. La verdad que a mi modesta forma de ver hace muy bien en no creer. Es un Papa que vive como dice y eso no es chiste. Vive como dice, acá andaba en subte todo el tiempo. Es un Papa que si ve venir a alguien desacomodado por completo y alguien muy bien vestido va y abraza al que esté hecho bolsa, eso es un valor importante. Yo no lo veo un Papa kirchnerista ni lo veo antimacrista. Sí, claramente, no cree en el predominio del capital financiero y la teoría del derrame .

—Si es candidato a gobernador tendrá que competir con María Eugenia Vidal

—La conozco de antes, cuando yo era ministro en la Provincia y ella era ministra en la Ciudad. Y antes he charlado con ella, La creo una buena persona y una persona sensible a diferencia de gran parte del macrismo. Ahora, en la práctica los resultados realmente no han sucedido. El sistema educativo está peor, objetivamente está peor. Salud, educación y seguridad son errores de la propia gobernador, la pobreza en el conurbano la excede porque tiene que ver con la política económica. Yo tengo la lógica de ir a un lugar y volver a los seis meses, yo voy a una escuela hay un vidrio roto, vuelvo a los seis meses y está ese vidrio roto y dos más. Voy a un comedor, vuelvo seis meses, hay más gente. Voy a una guardia de un hospital, están todos los médicos corriendo, los enfermeros, no hay insumos, van de un lado al otro. Los casi 2600 centros atención primaria están desbordados, los hospitales. Todo eso es la provincia Buenos Aires. No haber dado vuelta a la escuela secundaria es para mí un gran error. Una cosa que yo no entiendo de la gobernadora es cómo va contra los docentes y contra los directores. Lo único que está en pie, lo único universal, lo único que tiene legitimidad en Argentina es la escuela, el único buen lugar en la Argentina es la escuela.

—Ella dice que no tiene más plata.

—Yo entiendo que es evidente que hay problemas presupuestarios, pero ella fue contra Baradel. Se tentó en hacer el conflicto de contrapeso con Baradel, generó su imagen contra los docentes. Yo puedo entender que haya más o menos recursos, pero estás desacomodando a lo único que está en pie. En lo único que creen las familias, yo te decía que estaba roto el contrato social, en lo único que creen las familias es en la escuela. Aún el padre que va y genera un hecho de violencia contra el docente en el fondo le dice «ayúdame porque no sé qué hacer». Todos los padres saben que si sus hijo están en la escuela, están en un buen lugar, y que si no están en la escuela no saben dónde están. Lo único que no puede hacer un gobernador de la provincia es ir contra los docentes y contra los directores. Tiene que ayudarlos.

—¿Si vos sos gobernador, qué haces con el tema docente?

—Primero tenés que tener paritarias. Ella está ofreciendo 32 por ciento. Tenés que tener una paritaria acorde con la inflación. No hay manera sino de acomodar a los docentes. Segundo, doy vuelta la escuela secundaria. La escuela secundaria tiene 14 materias, es enciclopedistas, se aprenden un montón de cosas memoria que no tienen sentido. Ese pibe que está sentado viendo cuando escriben en el pizarrón sale y se pone a chatear con cinco personas en cinco continentes distintos. Voy al sistema dual. El sistema dual es que los dos últimos años, además de estar en la escuela, pueda hacer pasantías, las dos cosas a la vez, integrar escuela y trabajo. Armo una red de 20 mil tutores, porque la mitad los chicos no están en la escuela. Tutores, el cura, el pastor, la maestra, el técnico del club de barrio, voy a buscar contacto. Eso es realmente dar vuelta la escuela secundaria. Yo le tenía fe a ella realmente en el tema social, pero sobretodo en el educativo, y me da la impresión de que nada de eso lo ha encarado. De verdad le tenía fe.

—¿Cuando la política está involucrada en la venta de droga quién combate eso?

—Por eso es que yo creo que no se puede cortar con la policía, con las policías. Hay que armar una fuerza por fuera de la policía, nueva, con 2000 hombres en el caso de la provincia de Buenos Aires, con un único objetivo, sólo uno, que es cortar la venta de drogas. Además, hay que crear 200 centro de atención de adicciones, que hoy no hay. Una madre tiene un chico adicto y rebota en todos lados, no tiene a donde llevarlo. Una granja privada sale 22 mil pesos que no tiene nadie. Y esa mamá lo lleva a la comisaría al chico porque no sabe qué hacer y no tiene ninguna razón para llevarlo a la comisaría, porque en realidad es un chico que tiene problemas de salud. Hay que rearmar todo el sistema y construir otros mecanismos. Cómo es el ciclo en el conurbano, para ser claro: un pibe está hacinado, no tiene lugar, no tiene dónde estar en su casa, se va a la esquina y en la esquina empieza a consumir paco u otras sustancias porque sino consume no se integra. Cuando consume, además de tener un problema de salud, debe plata, y cuando se endeuda hay un vivo que se le acerca y le picotea la cabeza para resolver esa deuda. Hace seis meses era un pibe que estaba perdido sin saber qué hacer, aburrido. Bueno, si nosotros no cortamos la venta de droga y le construimos otro mecanismo, y ahí es donde viene todo el tema del derecho al primer empleo, esto que llamaba “la red de 20 mil tutores”, armar un sistema de crédito no bancario para desarrollar emprendimientos productivos, hay que armar toda una movida muy grande.

—¿Cómo se corta? ¿Legalizás?

—No, yo no creo que se pueda legalizar. Es un tema complejo. Vi la discusión y seguí la discusión en Uruguay. Hay que cortarla. No se puede vender droga en los barrios. Hay que contarla, objetivamente hay que contarla.

—Eso no es nada sencillo.

—No, pero tiene que haber una política. Tiene que haber una política en serio y no la hay. ¿El gobierno en qué ha avanzado? El Gobierno Nacional, en el tema del control de las fronteras y en el tema de lavado de activos. Yo veo que este gobierno tiene como un punto, pero se vende más droga en los barrios, y eso es recontra objetivo.

—Hay quienes vaticinan estallidos para diciembre

—Yo creo que no va a haber estallido en diciembre. La situación está muy mal y está muy complicada y a la gente realmente no le alcanza la plata. Yo creo que la situación en términos de la expectativa de la sociedad con la política está peor que en 2001, la expectativa con la política. En términos de la vida social cotidiana, en 2001 había un millón de personas tenía planes sociales hoy hay nueve millones de personas; en 2001 había 57 por ciento pobreza y hoy hay 30 por ciento de pobres. La realidad es distinta. El gobierno está haciendo, armando bolsones de alimentos. El gobierno lo que hace es desacomodar todo, los planes que tenían que ver con capacitación, con jóvenes, armó bolsones de alimento. Los que tenía que ver con crédito y emprendimiento productivo armó bolsones de alimentos con 9 productos y los entregó. Está haciendo asistencia alimentaria y eso tiene un sentido. Ahora se está llevando al siglo XIX, cuando el Gobierno habla de cambio cultural, el cambio cultural es: hay gente que tiene y hay gente que no tiene, los que no tienen tienen que aguantársela y quédense tranquilos que les vamos a dar de comer. Ese es de alguna manera a mi modo de ver la política que está encarando el gobierno.

—Estás en el mismo espacio de Felipe Solá, que quiere ser candidato presidente.

—Puede ser candidato a presidente y de hecho sería un gran presidente. Una de las pocas personas que tiene pergaminos. Yo creo que hay 7, 8, 10 personas máximo en Argentina que podrían gobernar, que uno dice «esta persona es apta y está en condiciones de gobernar el país». Felipe es uno de ellos, claramente.

—¿Va a haber una interna con Cristina?

—Pueden pasar las dos cosas: puede haber una gran PASO o no. Eso no lo sé, realmente. A mí me parece que la idea de una gran primaria que sume a todos, incluso al resto del peronismo, sería lo ideal. Para mí el modelo ideal es dos o tres candidatos a presidente, dos o tres candidatos a gobernador, una gran PASO, que eso en el fondo es el Frente Amplio en Uruguay o la Concertación chilena, el siglo XXI es un siglo de frentes electorales, donde podemos tener miradas distintas y ahí van los matices y la sociedad vota.

—Urtubey dice «con Cristina no».

—Hay un segmento pequeño del peronismo me parece, que dice no, es el límite. Hay un segmento más grande, mucho más grande que decimos que el límite es Macri. Pero ¿por qué el problema es Macri? ¿qué es el gobierno hoy?  Soja, minería, sector financiero y salarios bajos. Eso es el gobierno.  Ese gobierno deja 20 millones de personas afuera. Bueno, eso es un problema. Yo quiero ganarle y gobernar de otra manera. No porque me guste o no Macri o quien fuera, porque este esquema deja 20 millones de personas afuera y si se consolida va a haber una Argentina muy desigual.

—¿Hablaste con Cristina?

—Hablé con Cristina, no le dije que quería ser candidato ganador, pero sí hablé con Cristina y hablo con un montón de gente… A ver, claramente yo creo que todo lo que tiene interés y ganas tienen que hacerlo y todos los que tienen fuerza e ideas tienen que hacerlo. A mí me gustaría que haya varios candidatos, de verdad lo creo y creo que la sociedad está tres pasos delante de la política en Argentina. Y entonces ¿quién acomoda las cosas? La sociedad. Ha habido debates fuertes como el tema del aborto incluso, porque la sociedad lo instaló, o ha habido Asignación Universal por Hijo en la Argentina, porque antes lo instaló la sociedad. Bueno, la sociedad va a definir con diversos candidatos quién la representa mejor. Yo quiero ser uno de esos planteando mis ideas y mi propuestas.

—¿Qué votaste en el tema de aborto?

—Yo voté a favor del aborto, tema complejo para mí.

—¿Qué pasó en tu cabeza, un tipo con formación religiosa?

—Bueno, me pasó mucho en la cabeza y me lo tomé muy en serio pero muy en serio, y lo trabajé mucho, y lo pensé mucho. En esencia, yo entendí que era un tema de salud pública, más allá de mis creencias y de mis opiniones personales respecto de la vida, respecto a cuándo comienza la vida, entendí que las personas que deciden abortar por la razón que fuere tienen que hacerlo en las mejores condiciones de salud posible y con el acompañamiento del Estado, y que eso es la posibilidad de que hubiera aborto legal y creo que casi inexorablemente en un momento va a suceder eso en Argentina.

—La deuda contraída ¿es para mejor o para peor?

—En principio va a empeorar la situación ¿Qué está claro ya? Que cuando termine este gobierno va a haber más pobreza, más desocupación y más desigualdad que cuando comenzó. Eso no es discutible, eso es un dato objetivo, que estamos en un proceso recesivo largo.

—¿No es una tormenta, como dice el gobierno?

—No, cuando se escriban los libros de historia dentro de 20 años y ya nadie se acuerda de Macri, Cristina… ¿qué va a leer un pibe en la escuela de este gobierno? Que endeudó en 157 mil millones de dólares a la Argentina, que dolarizó las tarifa y que liberó el precio del combustible, que generó todas las condiciones para una Argentina desigual. Para mí, lo que tiene en la cabeza el Gobierno es el modelo chileno ¿Qué es el modelo chileno en Argentina? Es una tecnocracia muy competitiva y muy buena. Hay un grupo que compite, que sale, que exporta, que lo hace muy bien y muy bien de verdad, un nivel de desigualdad alto, ahí no ha habido peronismo, y si no, están los carabineros para poner orden. Eso es el esquema chileno. Yo creo que eso tienen en la cabeza y por eso se vincula con el mundo absurdamente,  abre y sólo imagina la Argentina tradicional, soja, minería, sector financiero. A mí me parece que es un gobierno de gente que ha estudiado poco, que no ha tomado en serio la complejidad del problema argentino ¿Qué dice el Gobierno? Hay que exportar, hay que vincularse con el mundo, hay que tener cuentas equilibradas. Eso es más o menos como decirle que hay que lavarse la cara, hay que lavarse los dientes, está bien pero… lo básico. Pero no se puso a estudiar. Yo lo veo, a mí me llama la atención, sobre todo más allá de todo, cuando escucho a gente de gobierno. digo, no se lo tomaron en serio, no se prepararon de verdad, no están estudiando la complejidad del tema. Están diciendo las tres cosas que cualquiera en las primeras tres páginas de un libro sabe.

—¿Dividiría la provincia de Buenos Aires?

—Sí, pero… la provincia Buenos Aires está claro que son distintas provincias y hay que pensar un esquema diferente para adelante, pero ahora lo que hay que hacer es ordenar, organizar, está totalmente desmadrado el conurbano. La provincia son 17 millones de personas, Es Chile. Es un país. Dentro de eso tiene 12 millones, casi 13 millones de personas en el conurbano bonaerense. Vos agarrás un mapa de la Argentina, la ciudad Buenos Aires y el conurbano juntos son un puntito. Es el 1 por ciento… en el 1 por ciento vivimos 16 millones de personas. Está claro que está totalmente desacomoda la situación. En términos estructurales hay que repensar la provincia en todos los planos. Ahora, en el corto plazo hay que encarar esto que yo decía, reforma educativa, reforma en el sistema de crédito, cortar la venta de droga.

—¿Qué es lo primero que harías como gobernador? Ya, ahora

Sí, una fuerza por fuera de la Policía para cortar la venta de droga, eso en los primeros 100 días. Dar vuelta a la escuela secundaria, y decir este es el programa. Armar un esquema para la escuela secundaria y rearmar el sistema de crédito. Hoy todo el mundo está endeudado. El sistema de crédito en la provincia es… decir que es usurario es ser demasiado respetuoso. El que tiene y paga el mínimo con tarjeta y patea para adelante es 130 por ciento interés anual. El que va a una financiera de la esquina, regulada por el Banco Central, 200 por ciento. Después está el financista del barrio, y después el que vende droga tiene billetes y da crédito. Tenemos que armar un sistema de crédito masivo a tasas del 2 o 3 por ciento anual, fuera de los bancos, para máquinas y herramientas para llegar a 4 millones personas. Eso que yo estoy diciendo no es un invento, lo tiene Brasil, lo tiene Ecuador, lo tiene Chile, lo tienen todos los países. Yo lo que haría de entrada es un sistema de crédito no bancario, dar vuelta la escuela secundaria, poner los pilares para eso y armar una fuerza por fuera de la policía para cortar la venta de droga.

—¿Te arrepentís de algo?

—Me arrepentí de no haber ido a fondo con programas para jóvenes. Yo hice mucho el tema de crédito y microcrédito en el gobierno nacional. Armé una tarjeta de alimentos que mejoró la cuestión alimentaria en la provincia de Buenos Aires. Empecé en los dos casos a armar un programa para jóvenes pero no pude ir a fondo. Me arrepentí de eso. Argentina tiene un millón y medio de jóvenes que no tienen trabajo. El tema central es la exclusión de los jóvenes. Me quedó la espina de decir «yo tendría que haber ido a fondo a fondo con programas para jóvenes».

—¿Hoy mantienen esos programas el gobierno?

—Pocos. La gobernadora acaba de plantear un aumento del plan “Más vida” que es eso que yo digo: la tarjeta de alimento, que son 700 pesos. Ha quedado totalmente desactualizado. Algunos se mantienen pero quedan muy desactualizados los montos.

 

  • Texto: DIEGO SCHURMAN
  • Foto:
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