noviembre 24, 2017

“Son perversos, nos mintieron”

Los allegados de los 44 desaparecidos del ARA San Juan pierden la esperanza de encontrarlos con vida tras escuchar que se produjo una explosión Sigue leyendo

ARA

Familiares de tripulantes del ARA San Juan se abrazan en la base naval de Mar del Plata.

Los familiares de los 44 tripulantes del submarino no dejaron que el jefe de la base naval terminase de leer el parte oficial. Se abalanzaron sobre él llenos de rabia y dolor. Hubo golpes, gritos y lágrimas al escuchar que el mismo día que desapareció el ARA San Juan se registró una explosión en la zona. Con la noticia, las esperanzas a las que se aferraron durante los ocho días sin noticias del submarino se desvanecieron de golpe.

A los pocos minutos del anuncio, un par de ambulancias ingresaron en la base de la Armada en Mar del Plata para atender a algunos familiares que se habían desmayado. Al mismo tiempo, muchos otros comenzaron a abandonar el lugar. Devastados, la mayoría no podía ni quería hablar y los pocos que lo hicieron fueron durísimos. «Mandaron una mierda a navegar. Ya tuvieron un inconveniente en 2014 y no pudieron emerger. Son unos desgraciados perversos que nos tuvieron acá una semana. ¿Por qué no lo dijeron antes? Nos mintieron», remarcó Itatí Leguizamón, esposa de Germán Suárez, uno de los 44 marinos. «Los familiares están rompiendo todo ahí adentro», aseguró.

Leguizamón culpó a los «15, 20, incluso más años de abandono de la Armada» de la responsabilidad de la explosión. Aunque no se ha comunicado de forma oficial el fallecimiento de los tripulantes, aseguró que nadie lo pone en duda: «Ya no tengo ninguna esperanza».

«Están todos muertos, mataron a mi hermano, hijos de puta», gritó desde el automóvil, sin identificarse, un hombre furioso. «Los jefes se robaron toda la plata y a ellos los sacan a navegar con alambre», añadió, antes de cerrar la ventanilla y salir disparado lejos de allí. Los argentinos llaman atar con alambre a hacer una chapuza para que algo siga funcionando y muchos familiares creen que el ARA San Juan, de 1985, no estaba en condiciones para navegar.

Ante el acoso de los periodistas, más de una treintena de coches abandonaron la base naval por una puerta secundaria. Padres, esposas y hermanos de los tripulantes lloraban y se abrazaban, pero rechazaban responder preguntas. Un joven, cabizbajo, abandonó el lugar a pie y empezó a caminar secándose las lágrimas con el jersey.

Más de 200 allegados de los marinos permanecieron juntos durante días en el complejo de la Armada a la espera de noticias. Llegados de todo el país y contenidos por un equipo de psicólogos, se daban fuerzas los unos a los otros para no caer en la desesperación. Este jueves, toda la angustia acumulada saltó por los aires.

«No nos quedó santo por rezar, a nadie por pedir. No volvieron y no van a volver nunca más y no sé si van a volver sus cuerpos, que es lo que más me duele, porque no tendré a donde llevarle una flor», dijo a la prensa Jesica Gopar, esposa del tripulante Fernando Santilli. Con un cartel en la mano en homenaje a su esposo, Gopar recordó su última conversación: «Le dije fue que nos veríamos pronto para celebrar el cumpleaños de su hijo. Y le dije que lo amaba». Además, pidió a «todas las mujeres y a los hijos que se quedaron sin papá estar unidos para que se haga justicia».

El cartel de Santilli fue colgado junto al de otros tripulantes y a los innumerables mensajes de solidaridad y aliento que los argentinos han estampado en banderas nacionales, cartones, papeles y dibujos infantiles a lo largo de una semana. Un día más, y en mayor número que los anteriores, vecinos de esta ciudad costera, situada 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, se congregaron también frente a las puertas de la base para expresar su solidaridad. «Fuerza»,»qué dolor», decían en voz alta al ver salir a familiares en estado de shock. Durante ocho días, nadie quiso pensar en el peor de los finales.

  • Texto: MAR CENTENERA (EL PAÍS)
  • Foto: AP
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