agosto 7, 2017

«Más que el Rusiagate, lo que cuenta es cómo va la economía»

El ex alcalde de Nueva York y asesor de Trump relativizó el caso por los nexos con el Kremlin Sigue leyendo

Rudolph Giuliani vivió muchas vidas. Luchó contra las mafias como fiscal en los ochenta. Fue alcalde republicano de Nueva York en los noventa, con su famosa política de «tolerancia cero». Y en septiembre de 2001 se puso la ciudad al hombro después de los ataques terroristas de Al-Qaeda a las Torres Gemelas.

En la actualidad es consultor internacional en materia de seguridad ciudadana y de ciberseguridad, y en este último rubro asesora al presidente Donald Trump, de quien es amigo y en cuya campaña mantuvo un rol muy activo.

De paso por Buenos Aires para presentar un informe sobre seguridad encargado por Sergio Massa, Giuliani defendió en charla con LA NACION a Trump por el escándalo del Rusiagate. Dijo que, al final, «lo que va a pesar en uno o dos años es la condición de la economía».

-¿Cómo ve la capacidad defensiva de Estados Unidos contra posibles ciberataques?

-Hay tremendas vulnerabilidades en ciberdefensa sobre las cuales no me voy a extender. Lo bueno es que se está poniendo mucho tiempo y dinero en el desarrollo de defensas que antes no existían. Durante mucho tiempo no reconocimos el problema, pero tomamos conciencia de que tenemos que construir una defensa mucho mejor.

-¿Qué pasó con los rusos y el hackeo de la campaña demócrata el año pasado?

-No creo que nadie lo sepa. La teoría más fuerte es que los rusos lo organizaron a través de sustitutos. Casi nunca se puede rastrear un ciberataque al ciento por ciento. En ese momento pensé que era Julian Assange, el editor de WikiLeaks, porque era el que estaba subiendo la información. Los demócratas están muy molestos con esto, porque si esas filtraciones hubieran revelado una campaña limpia, buena y decente, no habrían causado ningún daño. La razón por la que hicieron daño fue que sacaron cosas muy malas sobre Hillary Clinton, no inventaron nada. Si tiene que culpar a alguien, es a ella misma. Puede culpar a los rusos si quiere.

-¿Por qué querrían intervenir si no era para ayudar a Trump?

-Habría que preguntarle a los rusos. Ni siquiera creo que pensaran que Trump iba a ganar. Hasta el mismo día de las elecciones todos pensaron que ella iba a ganar, y no me puedo imaginar que los rusos tuvieran mejores encuestas que nosotros. Si lo hicieron tal vez fue para dañar su credibilidad como presidenta, para que empiece trastabillando y que los norteamericanos digan: «Tenemos una presidenta terriblemente deshonesta».

-¿Qué sabe de las reuniones de la gente de Trump y los rusos? La de su hijo, por ejemplo.

-Si uno no sabe, ni siquiera sospecha, que los rusos están haciendo eso; si uno piensa que el que está detrás de esos ataques es Assange, no hay razón para no reunirse con los rusos, con los alemanes, con los italianos, con los chinos? Mire, el hecho es que en Estados Unidos los equipos de campaña están en busca de información negativa. Se lo hicieron a Trump de manera ilegal. Se busca información de todas partes y resulta que nueve de cada diez veces no es cierta. Cuando sí es cierta decís: «¡Guau, esta persona hizo algo terrible y yo puedo ganar!»

-¿Cuánto más puede afectar el Rusiagate a Trump?

-Creo que va a resultar que no hubo conexión entre Trump y lo que sea que hacían los rusos. Va a ser una distracción, una molestia, probablemente dañe sus niveles de aprobación mientras dure. Pero no va a significar nada. Para una mejor predicción de si va a ser un presidente popular dentro de un año o dos, la pregunta es si hay más gente con empleo, si ganan más dinero, si sienten que progresan. Ésa es la clave del voto. Aun sin la reforma impositiva, que está pendiente y debe estimular los negocios, Wall Street alcanzó sus mayores niveles históricos, igual que el empleo. Es la condición de la economía la que decide las elecciones.

  • Texto: RAMIRO PELLET LASTRA (LA NACION)
  • Foto:
EL GMAIL DE DIEGOSCHURMAN