enero 4, 2023

«Alberto pudo haber hecho más, faltó distribuir el ingreso»

El líder de La Bancaria, Sergio Palazzo, habló de todo con LPO. De la renuncia de Cristina a la interna de la CGT. Sigue leyendo

Sergio Palazzo es uno de los líderes sindicales más importante del país y uno de los preferidos de Cristina Kirchner. Su gestión en la Bancaria lo ubica entre los gremios de salarios más altos gracias a una política fuerte de negociación, que no duda en apelar a medidas de fuerza, pese que integra la coalición de gobierno como diputado nacional del Frente de Todos.

Palazzo recibió a LPO en el bunker blanco de las oficinas de La Bancaria de la calle Sarmiento, en el todavía golpeado microcentro porteño, que sigue exhibiendo los locales abandonados que dejó la pandemia. Fanático de La Renga y los Rolling Stones, Palazzo tiene ese discurso simple y directo que caracteriza a los sindicalistas argentinos.

«Prefiero seguir discutiendo con este gobierno que hablar de miseria y hambre con los que gobernaron entre 2016 y 2019», afirma y lamenta que Cristina no sea candidata: «espero que cambie de opinión».

-¿Qué impacto genera en el peronismo el renunciamiento de Cristina a la candidatura presidencial?

-La decisión del renunciamiento de Cristina a una candidatura abre un debate muy fuerte e interpela a dos sectores.  Primero, a la sociedad respecto al poder judicial que quiere o pretenden para vivir en comunidad y segundo, a la dirigencia política, es decir, no es menor decir que Cristina ejerce un liderazgo potente pero algunos sectores dentro del Frente de Todos lo cuestionan. Si no es candidata, las decisiones que vengan se deberán hacerse cargo los que las tomen.

Es un gran desafío armar una propuesta política sin Cristina como candidata. Esa propuesta, en el caso del movimiento obrero debería contener un programa, no podemos seguir discutiendo la rosca de quienes son los candidatos del sector. Mientras no tengamos un programa va a ser difícil que la política nos tome en serio.

-¿Cómo tomaron esa decisión en el movimiento  obrero?

-El movimiento obrero tienen matices y una profunda división, está claro. Tenés dos CTA, una CGT y dentro de la CGT convivimos espacios que no siempre logramos una unidad en la acción. Del lado de la Corriente Federal que integro, nos sorprendió que no sea candidata pero aceptamos su decisión. Militaremos para que en algún momento ella revea esa decisión, pero es algo personal y Cristina ya ha dado muchos gestos de compromiso con el espacio y con la ciudadania. Ojalá la revea, pero es un gran desafío armar una propuesta política sin Cristina como candidata. En ese caso, esa propuesta debería contener a todos y en el caso del movimiento obrero debería contener un programa, no podemos seguir discutiendo la rosca de quienes son los candidatos del sector. Mientras no tengamos un programa va a ser difícil que la política nos tome en serio.

-Cristina no tiene antecedentes de decir una cosa y hacer otra. Con lo cual, uno tiende a tomarse en serio la renuncia. No parece tratarse de una jugada para que le hagan un 17 octubre. 

-Opino lo mismo. Siempre que toma una decisión, es terminante. Siendo la candidata que mejor medía en términos de potencia electoral en 2019, decidió ser vicepresidenta de Alberto Fernández para garantizar el triunfo. Y ahora ella es clara cuando dice que no va a regalarle a la oposición el discurso de una candidata condenada, es su decisión. pero como militante uno aspira que los líderes cambien esa opinión.

-Sin Cristina, ¿los candidatos fuertes o visibles que quedan en el peronismo serían Massa y Alberto?

-Si fuera por las propias declaraciones de ambos diría que ninguno quiere ser candidato.

-A ellos no les creo cuando dicen que no quieren ser candidatos…

-(Risas). La política en Argentina es dinámica y todavía falta mucho tiempo para definir. Ahora hay que enfocarse en los problemas que tiene la Argentina en materia de precios, inflación, las necesidades de la gente y si esos problemas encuentran soluciones al menos parciales, sí podemos pensar en candidatos.

Ahora hay que enfocarse en los problemas que tiene la Argentina en materia de precios, inflación, las necesidades de la gente. Si esos problemas encuentran soluciones, al menos parciales, podemos pensar en candidatos.

-¿Qué significa que en la CGT tengan más diferencias de acción que de pensamiento?

-Nosotros tuvimos una prueba de esa unidad de la CGT con el intento de asesinato a Cristina. Un grupo de sindicatos pujamos para que se lleve a cabo una medida de fuerza y otro grupo no quiso. Terminamos yendo a un feriado decretado por el Presidente y una movilización, cuando deberíamos haber puesto en agenda una medida de fuerza. En el fondo todos rechazamos el intento de magnicidio, la diferencia estuvo en la acción.

-Ese sector que no quiso el paro es el que lidera Héctor Daer, pero en la última reunión de la CGT pareció girar y también criticó al Gobierno. ¿Cree que van a insistir con una candidatura de Alberto?

-Ese sector ha creado una corriente política sindical para discutir candidaturas, no me parece mal, es un espacio más. Cuál es la visión de ellos respecto de Alberto yo no lo sé porque no lo integro. Se que Daer y Alberto son amigos, lo han expresado públicamente y han acompañado sus políticas, pero hoy nadie afirma que defienden una candidatura que no se confirma.

-Tampoco se ve mucho entusiasmo para convencerlo en ser candidato..

-Es que seria ilógico que discutamos candidaturas con todos los problemas que tiene la Argentina, ni siquiera me parece prudente. Lo mismo digo de la oposición, debemos abocarnos a resolver los problemas, nosotros desde el oficialismo y la oposición con propuestas. Lo que vemos es que el gobierno se aboca en resolver los problemas y trata de resolverlos. Hay que ver la continuidad del programa económico de Massa, si logra bajar la inflación, bajar la pobreza; y también ver cuál es la propuesta del otro sector. Hasta ahora solo hay una puja interna para ver quién es candidato de la oposición, sólo vemos reacciones desestabilzantes, como no dar quórum, afectando el funcionamiento institucional del país.

-¿Cómo ve la política económica de Massa?

-Lo primero es un reconocimiento para él, de hacerse cargo del misterio en una situación extremadamente complicada y en donde muy pocos se hubiesen querido hacer cargo de eso. Lo segundo, claramente tiene que tratar de cumplir con los acuerdos con el FMI, por más que me guste o no, hay un acuerdo firmado que obliga a cumplir en materia de reservas, déficit y de disminuir la inflación. Está dando una pelea con la inflación, con reservas está cumpliendo y en déficit hay que ver que no implique más pobreza y recortes en la inversión social del Estado. Ojalá que esa meta del déficit no sea a costa del sacrificio de la gente.

-Hay tensión con los movimiento sociales por el recorte o la fiscalización de los planes sociales. Grabois rechazó el bono de fin de año.

-Hay que entender la posición de los movimientos sociales porque representan a argentinos y argentinas que la están pasando muy mal hace mucho tiempo. A veces se los estigmatiza porque un sector de la sociedad y de algunos medios los ponen en un lugar de que no quieren trabajar y la realidad es que a muchos de ellos les gustaría tener un empleo digno y trabajar. No es el mismo criterio que se tiene cuando se habla, por ejemplo, del subsidio al turismo, eso también es un subsidio y no hablamos de planeros por turismo como se habla despectivamente de los que tienen un plan. Tampoco lo hacemos con las grandes fortunas de la Argentina que recibieron ATP para pagar salarios en sus empresas. Entiendo la crítica de los movimientos sociales y me parece acertado que sigan reclamando por trabajo condiciones de vida digna.

Por más que me guste o no, Massa tiene que cumplir con los acuerdos con el FMI. Hay un acuerdo firmado que obliga a cumplir en materia de reservas, déficit y disminuir la inflación. Está dando una pelea con la inflación, con reservas está cumpliendo y en déficit hay que ver que no implique más pobreza y recortes en la inversión social del Estado. Ojalá que esa meta del déficit no sea a costa del sacrificio de la gente.

-Grabois dice en su libro que la idea del peronismo de trabajo registrado para todos y bien pago ya no es posible en el mundo actual y vamos a tener que aceptar convivir índices altísimos de trabajo informal o dependiente de planes, que es un dato estructural que no va a cambiar.

-En el marco de una pobreza tan grande como la que tiene Argentina sí, pero creo que en un país con trabajo debería ser otra la realidad y entonces ahí no comparto. Con una Argentina con esta pobreza es así, con una Argentina trabajando, esa tasa de desocupación que se transforma en trabajo informal, termina absorbido por el trabajo registrado.

-¿Cómo ve la situación del trabajador en este gobierno? Hace un tiempo hablamos con Juan Carlos Alderete de la CCC y nos dijo que el salario y el poder adquisitivo es más bajo que con Macri.

-Si lo miramos en términos generales, los trabajadores con Macri perdieron el 20 por ciento del poder adquisitivo de su ingreso promedio y las jubilaciones intermedias que exceden la mínima casi un 24 por ciento. En tres años de gobierno de Alberto no se llegan a esos porcentajes. Quizás las expresión surja de que con una inflación tan alta, lo que vas es detrás de la inflación. Entonces, vos haces un acuerdo pensando un 60 por ciento de inflación anual y cierra en 100. Terminás renegociando pero estuviste varios meses corriendo de atrás y eso puede haber afectado mensualmente al trabajador,  pero al final del ciclo eso no se ve.

-Volviendo a las líneas internas del movimiento obrero, ¿creé que la renuncia de Cristina a la candidatura puede favorecer la unidad con el sector de «los gordos» en la CGT?

-No creo que se logre una mayor unidad por eso. Me parece que tenemos otros tipos de diferencias en la acción, todos pensábamos lo mismo del gobierno de Macri, pero tuvimos acciones diferentes. Algunos tuvimos un poder de resistencia desde el primer día porque entendíamos para dónde iba la política y ellos, no digo que le dieron crédito, pero tuvieron una postura más contemplativa. No creo que esto cambie por la decisión de Cristina de no ser candidata, tenemos visiones diferentes y tendremos que darnos el espacio para resolverlas.

-Ese sector tiene diálogo con Patricia Bullrich y con Larreta. ¿Qué le parece?

-Si el diálogo es para decirle con claridad que no estamos de acuerdo con sus políticas no me parece mal. Porque cuando uno ve las política que lleva adelante Juntos por el Cambio en el Congreso vinculado con la eliminación de la indemnización, suspender las convenciones colectivas, el proyecto de Carolina Losada para dar de 3 a 5 años de prisión a quienes obstruyan un establecimiento o Martín Lousteau diciendo que los trabajadores somos formadores de precios porque discutimos paritarias, te das cuenta la política que defienden en material laboral y salarial. Si juntarse con Patricia Bullrich es decirle que no estamos de acuerdo, está bien. Si es para escuchar estas barbaridades me parece mal.

Si juntarse con Patricia Bullrich es decirle que no estamos de acuerdo, está bien. Si es para escuchar barbaridades, me parece mal. Juntos por el Cambio quiere eliminar la indemnización, suspender las convenciones colectivas y tienen proyector como el de Carolina Losasa que proponer de 3 a 5 años de prisión a quienes obstruyan un establecimiento.

-Ellos han dicho que quieren hacer una reforma laboral ¿Qué harían si son Gobierno y la impulsan?

-Vamos a generar la resistencia lógica a esa situación. Es equivocado pensar que se genera trabajo sacándole la indemnización a los trabajadores, como ese sistema de seguros de retiro o la mochila austríaca que utiliza la construcción y tiene más del 70 por cieno de trabajo en negro. Si ese es el modelo, el movimiento obrero no va acompañar. Ese es el modelo que defiende Juntos por el Cambio, el menor costo empresario a cambio de una precarización absoluta del trabajador. Creo que una reforma laboral impulsada por ellos siempre va a tener un componente de restricción de derechos.

Sí, habría que discutir una actualización de la legislación a partir del impulso de la tecnología en diferentes actividades y en todo caso debatir la reducción de la jornada de trabajo como una salida. Porque cuando ves que el uso de la tecnología permite una mayor productividad del capital, vos decís, ¿a dónde fue ese capital? Nosotros hemos hecho mediciones en ese sentido y si bien tenemos paritarias muy buenas y logramos mantener el nivel de trabajadores en la actividad, ha sido una línea recta que mantiene salarios y trabajadores. Paralelamente, en los inicios de los 2000 un trabajador bancario administraba 368 cuentas de depósito promedio, en la actualidad administra 1148, es decir que se convirtió en un ángulo de 45 grados, tenes niveles constantes de trabajadores y salarios pero aumenta la productividad y ese exceso a partir de esa modernización no tiene que significar que el ángulo se haga de 90 sino de 33, disminuyendo la cantidad de horas de trabajo y distribuyendo mejor. La primera revolución industrial redujo las horas de trabajo, hoy con la cuarta revolución que es la cibernética, deberías tener un mejor distribución de esas horas, entre otras cosas.

-¿La reducción de la jornada laboral para generar más empleo no lo probó ya Francia muchos años atrás y no funcionó?

-Lo han hecho varios países y en algunos hay informes de la OIT  que hablan de que se mejora la productividad y la asistencia disminuyendo las horas o los días, inclusive ahora te hablan de la semana menos en el mes. Es una situación es viable en la Argentina y se puede dar.

-¿Qué piensa del futuro del Frente de Todos en términos electorales? ¿Debería tener una primaria?

-Esto está definido con el sistema de las PASO.

-Pero también es posible ir a las PASO con un candidato único que surja de un acuerdo previo…

-Creo que en la candidatura presidencial o de gobernador debería haber un acuerdo previo.

-¿Por qué?

-Porque generar una elección interna para elegir un candidato en la situación de debilidad económica que tenemos puede ser perjudicial y mostrar una fisura que después sea difícil de recomponer en un proceso general. Si fuese una Argentina pujante con pleno empleo quizás mi opinión fuera otra, pero hoy creo que la gravedad de la situación económica y la hegemonía del pensamiento político que tenemos del otro lado nos obliga a tener una propuesta muy solida y de unidad.

Generar una elección interna para elegir un candidato en la situación de debilidad económica que tenemos puede ser perjudicial y mostrar una fisura que después sea difícil de recomponer en un proceso general.

-¿Hegemonía en qué sentido?

-Si yo dijera que en la oposición no hay diversidad partidaria me equivocaría porque existen radicales, el PRO y otros,  pero lo que sí tienen es hegemonía ideológica de derecha, todos tienen ese pensamiento basado en reforma laboral contra los trabajadores y se rinden ante el dios mercado casi sin intervención del Estado. Ahí define la posición de ese espacio, tienen pluralidad de partidos pero una sola ideología de derecha.

-¿Cómo ve a la UCR? Se habla mucho que un sector, como el de Gerardo Morales, podría romper para armar algo nuevo con Massa y otros peronistas, pero después no pasa nada.

-El sistema bipartidista con expresiones muy minoritarias al que estábamos acostumbrados no existe más, en Argentina existe un bifrentismo que se ha convertido en dos grandes coaliciones que, como inicio electoral de algo nuevo tienen sus tropiezos. La primera coalición fue la de Cambiemos y le fue mal, la segunda fue la nuestra y tiene sus dificultades. Esto es hasta que nos acostumbramos de que es una coalición. En el Frente de Todos existimos peronistas, los que tuvimos pasado radical, otros con extracción de izquierda y tenemos una mirada de país. Y del otro lado también hay dirigentes con pasado peronistas como Pichetto o Ritondo, radicales y pensamiento de derecha como el de Macri. Lo que hay definido son dos modelos ideológicos, de un lado lo que sería del centro a la izquierda y del otro del centro a la derecha nada más que ellos se quedaron sin centro.

-¿El triunfo de la Selección Argentina podría haber beneficiado al gobierno si lo manejaban mejor?

-No. Creo que el dirigente con mayor sensatez ha sido el propio DT de la Selección (Lionel Scaloni) cuando dijo que «nosotros no vamos a resolver los problemas y seguramente sigan existiendo pero al menos le hemos dado una felicidad al pueblo argentino por unos días». Creo es la mejor definición de un técnico, que se ha mostrado muy centrado y equilibrado. Es ilógico apropiarse de un triunfo que ha sido meramente deportivo y que tiene un componente casi épico, si quisieras, todos nos hemos enamorado de esta selección, de las adversidades que enfrentó pero es sólo un triunfo deportivo que le corresponde al deporte adjudicárselo como tal, no creo que tenga beneficios y perjuicios para la política.

-Para los trabajadores y el movimiento obrero en general, ¿qué representó este gobierno?

-Significó, en principio, haber salido de un esquema de cuatro años de neoliberalismo que había golpeado muy fuerte el nivel de ingreso, el empleo y la industria. Si mirabas la capacidad ociosa de la industria con Macri te dabas cuenta que el modelo al que nosotros aspiramos, que no se dependa solo del campo, había sufrido un fuerte deterioro. Ese gobierno alcanzó además un nivel de endeudamiento que condicionaba a las administraciones futuras, incluso la de ellos si hubieran ganado.

Yo prefiero seguir discutiendo la situación con este gobierno que sabemos que algún tipo de respuesta va dar a los sectores más humildes, que discutir despidos y miseria con los que gobernaron entre 2016 a 2019.

Esa expectativa a los tres meses se vio modificada por la realidad de una pandemia absolutamente impensada que generó incertidumbre, temor y dolor por las muertes. Pasado ese tiempo, aparece otra situación distinta que es la guerra de Ucrania y Rusia, que termina produciendo un desgaste en varios países a raíz de los costos de la energía y el impacto de los costos de los alimentos. Creo que recién ahora arranca un gobierno que tiene que resolver cuatro años después de su inicio, de la pandemia y la crisis de precios que generó guerra, con poco tiempo para revertir esta situación.

Siempre los trabajadores vamos a seguir con la expectativa de que este gobierno resuelva el problema y somos concientes que otro gobierno neoliberal puede traer consecuencias muy duras. Yo prefiero seguir discutiendo la situación con este gobierno que sabemos que algún tipo de respuesta va dar a los sectores más humildes,  que discutir despidos y miseria con los que gobernaron entre 2016 a 2019.

-¿Los decepcionó Alberto en la conducción política?

-Como todos y proviniendo del mundo sindical, uno piensa que se pudo haber hecho más y distinto. Creo que deberíamos haber profundizado las políticas sociales, si bien este gobierno hay que reconocer que protegió el empleo en medio de una pandemia con los ATP, algo inédito con el Estado poniendo plata para que se pagaran los salarios, esa fue una buena política. Creo que no tuvo una política comunicacional muy seria y no pudo instalar sus logros en la agenda, incluso aquellos que hacía bien pero la oposición y los medios marcaban una agenda distinta y le daban una connotación negativa a coas que se hicieron bien. Hubo graves problemas en eso y faltó distribuir mas el ingreso.

  • Texto: Ignacio Fidanza (LAPOLITICAONLINE.COM)
  • Foto: LPO Juan Casas
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