agosto 30, 2017

«El Estado debería proteger la ficción»

La actriz será la pareja del personaje de Nicolás Cabré en la nueva producción de la TV Pública Cuéntame cómo pasó Sigue leyendo

Malena Solda es una actriz que cultiva el bajo perfil, incluso lo hizo cuando en sus comienzos estalló el frensí de Montaña Rusa. Tenía tan sólo 16 años. Sus primeros pasos los dio con Hugo Midón y cuando el medio parecía devorarla se fue a estudiar teatro clásico a Londres. A su regreso supo surfear distintos momentos de la profesión, pasando por tiras exitosas (Los ricos no piden permiso, Mujeres Asesinas, Gasoleros), cine y piezas teatrales con la misma solidez. Su talento fue reconocido con varios premios. Hoy, el desafío le llega con la remake de la reconocida serie española Cuéntame cómo pasó, que ya lleva 18 temporadas al aire en su tierra natal y cuyo formato se vendió a 20 países. Acá contará la historia de una familia de los suburbios de Buenos Aires, entre los años 1974 y 1983, mientras refleja además las transformaciones que tuvo el país y el mundo en ese período.

Entusiasmada con esta propuesta, la actriz se sentó a charlar con LA NACION sobre esta novela, que se estrena hoy, a las 22, por la TV Pública; de sus compañeros de elenco; de por qué cree que estar pendiente del rating puede hacer «perder la sensibilidad» para crear historias y de por qué considera que el Estado debe «proteger la ficción».

-¿Cómo es tu personaje?

-Se llama Mercedes Martinez, está casada con Antonio desde hace 20 años y nació en España. De chiquita vino a la Argentina con su mamá viuda, que la hace Leonor Manso. Mi papá murió en la cárcel peleando en la guerra civil española y vivimos en un barrio de clase media baja, trabajadora. Tenemos tres hijos, yo me ocupé de criarlos aunque también ayudo a la economía familiar cosiendo pantalones para una fábrica. A medida que van pasando los años y los hijos crecen, eso va despertando nuevas sensaciones, necesidad de salir y trabajar fuera de casa, explorar un poco el mundo, de abrir un poco el horizonte. El contexto histórico sirve para hablar de los personajes y viceversa, en un guión super interesante. Hay muchas imágenes de archivo del canal, será un producto atractivo y muy nuestro pese a que es una adaptación de la serie española, pero que se adapta a cada país en el que se hizo.

-De las historias que tiene la ficción, ¿cuál te parece que va a enganchar más?

-De las historias de amor, que son varias, la de nuestros personajes, el de Nico [Cabré] y el mío, me parece preciosa. Además, muy reconocible: una pareja de muchos años con tres hijos y lo difícil que es poder mantener el vínculo sensible, vivo y amoroso, cómo se relacionan ellos frente a los demás y en la intimidad cuando están en su habitación y el mundo es otro. La relación es muy hermosa.

-¿Qué es lo mejor de esta tira?

-Tiene una reconstrucción de época impecable y todos estos detalles no son sólo visuales sino que la historia del país también es una forma de hablar de los personajes, y al revés. Por otro lado, tiene contenido, pero que no se olvida de lo central de una telenovela que son las historias de amor. El elenco y la calidad del trabajo es excelente, desde la reconstrucción de época hasta los guiones donde se tocan temas que habitualmente no se ven en las novelas pero que son nuestros, como el aborto, las expectativas que tenemos los padres con respecto a los hijos, entre otros.

-¿Cómo es la química con Cabré?

-Nos llevamos muy bien, habíamos trabajado juntos en Gasoleros y Carola Cassini hace muchos años así que lo conocía, pero la verdad que nos llevamos perfecto, fluye y sobre todo los dos entendemos la profesión desde el mismo lugar, entonces no se pierde tiempo ni energía en cosas que no son importantes. Lo tomamos con responsabilidad, llegamos a horario y esas cosas. Es un medio que da para ciertas frivolidades y es un placer cuando los códigos son otros y lo principal pasa por otro lado.

-¿Y con Leonor Manso?

-Con ella es un placer. Ya veníamos trabajando todo el año pasado juntas en Los ricos no piden permiso, después en el verano me dirigió en teatro en Mar del Plata en Esperando la Carroza y con este proyecto se afianzó aún más la confianza. Leonor juega, es muy relajada y tenemos entre las dos códigos muy teatrales que le proponemos al director todo el tiempo.

-¿Cómo hacés para mantener el perfil bajo y a la vez no parar de trabajar?

-En realidad no sé cómo hubiese hecho lo otro, no sé ser de otra manera. Me hace feliz esto y naturalmente me saldría correrme de la sobreexposición de mi vida, tiene que ver con una manera de entender la profesión. Es cierto que es un medio hostil, competitivo, fluctuante, en donde no se entiende bien por qué un día sí y otro no, por qué ciertos trabajos tienen éxito y otros no, cruel, porque a veces ni tiempo de desarrollar historias tenés, como con Fanny la fan. De alguna manera es un alivio estar fuera de esa máquina porque al ser un canal público no importa solamente el rating.

-¿A vos te importa?

-Yo disfruto de mi profesión todos los días como cuando era una nena de 9 años en las clases de Hugo Midón. A mí el éxito me pasa por otro lado. Cada experiencia hace que ese disfrute por el juego de esta profesión esté vivo y crezca, sumo herramientas, amo lo que hago. Creo que la exigencia del rating te hace perder a veces la sensibilidad para desarrollar historias y que por eso el Estado debería proteger la ficción. Ahora hay poca, mucho es enlatado extranjero y eso va en detrimento de nuestra cultura, de nuestra identidad. No es lo mismo contar una historia nuestra que de otro lugar, espero que esta ficción sirva para impulsar otras y mostrar eso.

 

  • Texto: MALEN LESSER (LA NACIÓN)
  • Foto: GERARDO VIERCOVICH
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