enero 10, 2022

La desmemoria de la televisión argentina

En su libro sobre la historia de la televisión, la periodista Natalí Schejtman retrata desde las dificultades para construir un archivo hasta la valiosa apuesta de la TV alfonsinista. Sigue leyendo

La reconstrucción de la historia de la televisión argentina se sostiene en un terreno tan frágil con el cristal de las pantallas; buena parte de los programas emitidos desde su creación está perdida para siempre, es inaccesible para el gran público o está troceada en diferentes manos, tanto públicas como privadas, nacionales como extranjeras. Aun así, la periodista Natalí Schejtman se las ingenió para contar el surgimiento, desarrollo y presente de la televisión pública argentina en Pantalla partida (Planeta), gracias a más de 150 entrevistas y horas de visionado de material y de lectura de bibliografía especializada.

En diálogo con Ñ, la autora, que es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y magíster por la London School of Economics and Political Science del Reino Unido, corre el telón de su obra, que revela los comienzos de la emisora en 1951 los inasibles primeros diez años de los cuales no quedan copias de su programación (el videotape recién llega en 1960), la política represiva de la última dictadura, la cercanía –con matices– de todos los noticieros con el Gobierno de turno, los roces entre las distintas gestiones y los sindicatos, y el análisis de las políticas oficiales recientes con respecto al canal.

Épocas interesantes

“A todos los períodos les encontré cosas interesantes en el diálogo con su época y con las políticas oficiales”, asegura en sentido general. Pero puesta a observar un momento notable, indica: “Me gustó mucho escribir sobre la vuelta de la democracia en el canal en los ochenta«.

Para la autora, «en el alfonsinismo, la transición es de una dictadura siniestra a una democracia, con este acento: ATC era una marca creada durante la dictadura, el edificio de Tagle y Figueroa Alcorta era una de las obras emblemáticas encargadas por el gobierno militar para el Mundial y buena parte de los empleados que trabajaban ahí habían sido contratados durante el Proceso”.

La periodista recuerda además que estaba en la retina del público la cobertura que el canal oficial había realizado de la Guerra de Malvinas así como el programa de 24 horas dedicado a recolectar fondos para los soldados “que se convirtió en una especie de trauma televisivo nacional”, define.

“Es decir, el alfonsinismo entra a tener que reconvertir una institución de la dictadura en una institución de la democracia –puntualiza–. Y si bien la transición empieza ya a comienzos de 1983, una vez que asume Alfonsín y en los primeros años, es impresionante lo que consigue, con ficciones que intentan mostrar esa apertura hacia otra vida”.

En esos años, regresa el productor y director David Stivel y realiza Los gringos, mientras otros programas hablan sobre divorcios, embarazos adolescentes o aborto. Son esos los años de la transmisión del Juicio a las Juntas, que “revela esa trama porosa entre una televisión de la dictadura y una de las instituciones democráticas (empezando por la Justicia)”, agrega Natalí Schejtman.

Olvidos de la historia

Pero de la historia completa es poco lo que queda. “Eso tiene que ver con una conciencia muy tardía acerca del valor que tiene el archivo, que empieza a despertar con más intensidad en los años 90 y que en Canal 7 tiene un empuje importante a partir del decreto de creación del Archivo Histórico de RTA”, dice la periodista.

Con todo, el descuido, la negligencia y también la vocación de borrar determinados episodios ya había operado. “Lo curioso es que no es solamente un problema del pasado. Mi generación tiene la sensación de que ‘todo está en Youtube’ y la verdad es que los canales no suben todo ahí”, desmiente.

Natalí Schejtman forma parte del equipo de investigación Industrias culturales, medios y políticas de comunicación en la convergencia de la Universidad Nacional de Quilmes y es la coordinadora nacional por Argentina de Input, una red mundial de televisiones públicas.

El libro, por último, señala la promesa incumplida de que el canal público fuera verdaderamente federal en cuanto a sus contenidos. “La centralización geográfica de la producción televisiva en el Área Metropolitana de Buenos Aires está consolidada en toda la televisión de alcance nacional –señala Schejtman–. Canal 7, que tiene como misión ofrecer un distintivo en ese sentido, ha hecho diferentes acciones históricamente para lograrlo, pero hay muchos motivos por los cuales el aspecto federal no termina de afianzarse”.

Y en ese sentido, la autora recuerda gestiones fallidas que han entendido este mandato como recorrer el país con conductores porteños, o aquellas que lo tradujeron en invitar al piso a periodistas de distintas provincias.

“Entender qué es lo federal en un canal estatal nacional es una de las tantas cuestiones que ameritaría un consenso a mediano plazo entre las fuerzas políticas que lo gestionan”, concluye.

  • Texto: Alejandro Cánepa (CLARIN.COM)
  • Foto:
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