julio 27, 2017

Macri fracasa en su intento de expulsar del Congreso a Julio De Vido

La sesión para quitarle la banca de diputado al exministro se convierte en un acto de campaña Sigue leyendo

La campaña electoral argentina se trasladó este miércoles al Parlamento. Tras una sesión que duró casi nueve horas, el Gobierno de Mauricio Macri fracasó en su intento de expulsar de su banca de diputado al exministro kirchnerista Julio de Vidoprocesado en cuatro causas judiciales. Pero el macrismo transformó esa derrota en un pulso político contra sus rivales, con la corrupción convertida en arma electoral de cara a las legislativas del 22 de octubre. «El caso De Vido va a exponer con toda claridad quiénes quieren que la impunidad continúe (…) Hoy se define quiénes estamos de un lado y quiénes están del otro, se lo digo a todos los argentinos: miren qué van a votar sus diputados», dijo Mauricio Macri.

El macrismo necesitaba el respaldo de 158 diputados, equivalentes a los dos tercios de la Cámara Baja, para expulsar a De Vido por «inhabilidad moral». No lo consiguió. El proyecto oficial obtuvo 138 votos, 20 menos que el corte, y De Vido sumó a su causa el apoyo de 95 legisladores. Antes de la votación, el exministro, uno de los hombres más poderosos de la gestión kirchnerista, se declaró víctima de una persecución: «Soy el blanco de un plan sistemático de márketing ideado por el asesor extranjero del presidente (Jaime Durán Barba)». «Nunca me amparé en fuero parlamentario alguno. Me he presentado ante cada referimiento de la justicia», dijo, en medio de silbidos de diputados oficialistas.

Conocida la derrota parlamentaria, el jefe de Ministros, Marcos Peña, un hombre que habla en nombre del presidente Macri, dijo que fue «un paso adelante» que se pudiese discutir en el Congreso la expulsión de un diputado acusado de corrupción. Y al mismo tiempo mandó un mensaje a sus electores: «Ahora el poder está en manos de los votantes».

De Vido, un hombre poderoso

El caso más llamativo en el Congreso argentino es el del expresidente argentino Carlos Menem (1989-1999). Condenado a siete años de cárcel por tráfico de armas a Croacia y Ecuador, el exmandatario, de 87 años, es senador y aspira a renovar su banca el 22 de octubre. Dos tribunales han declarado culpable a Menem de la venta ilegal de armas y el legislador está a la espera del veredicto definitivo de la Corte Suprema. Además, está condenado a cuatro años de cárcel y seis meses por el pago de sobresueldos en efectivo a través de fondos obtenidos de fondos reservados.

De Vido fue el único ministro que permaneció en su cargo desde el primer día de la presidencia de Néstor Kirchner, el 25 de mayo de 2003, hasta el último de Cristina Fernández, el 10 de diciembre de 2015. En esos 12 años estuvo al frente de la cartera de Planificación, Inversión Pública y Servicios, desde la que se deciden todas las inversiones del Estado en infraestructura. El macrismo sabe que cualquier golpe que reciba perjudica también a Fernández de Kirchner, candidata a senadora en octubre. Pero hasta ahora no ha podido con él. Tres semanas antes se cerró también la vía judicial, cuando un juez se opuso a pedir la quita de los fueros legislativos que protegen al diputado kirchnerista, tal y como había solicitado un fiscal.

«Acuso a De Vido infame y traidor a la patria», atacó Elisa Carrió, uno de los arietes de la coalición Cambiemos en la lucha anticorrupción y cabeza de lista a Diputados en Buenos Aires. En línea con el discurso presidencial, Carrió pidió que se haga público el nombre de cada uno de los diputados que «protegen» a De Vido para que «sea la sociedad la que decida, si quiere la verdad o la impunidad». «No tiene sustento constitucional», se opuso poco antes la legisladora kirchnerista Diana Conti. «Es un acto reaccionario y fachista», agregó.

Hay que remontarse 14 años para encontrar un antecedente semejante en el Congreso. En 2003, el peronismo ya logró rechazar un intento de expulsión en el Senado, pero entonces los papeles estaban cambiados. Fernández de Kirchner, en ese momento senadora, fue una de las máximas partidarias de la salida de su compañero de bancada, Luis Barrionuevo, acusado de alentar los episodios de violencia que concluyeron con la suspensión de la elección provincial en Catamarca, en el norte argentino. La mujer de Barrionuevo, la hoy diputada del Frente Renovador Graciela Camaño, votó junto a su bloque contra De Vido.

El apoyo más inesperado al exministro llegó desde la izquierda. Los diputados del Frente de Izquierda y de Trabajadores (FIT) consideraron que la votación fue una maniobra de distracción del Gobierno para evitar que se hable de la dura situación económica que atraviesan las capas medias y bajas de la población. «Se erigen como héroes de la moral quienes crean fábricas de pobreza. Ustedes son los que aprobaron el pacto con los fondos buitres, ustedes hablan de los delitos del kirchnerismo, y no de los propios», argumentó la diputada Soledad Sosa.

Desde que llegó el poder, Macri ha quedado en la mira de la Justicia por varias causas vinculadas a los negocios millonarios de su padre, Franco Macri, uno de los empresarios más ricos de Argentina. Algunos de sus amigos cercanos también, como es el caso del jefe de los servicios de inteligencia, Gustavo Arribas, acusado de haber recibido sobornos por un arrepentido del Lava Jato, la investigación contra la constructora Odebrecht en Brasil. Pero estos escándalos empequeñecen si se comparan con los que acumula el kirchnerismo. Fernández de Kirchner está procesada en dos causas por presunta corrupción, De Vido acumula cuatro procesamientos. El exsecretario de Transporte Ricardo Jaime está condenado por administración fraudulenta de bienes estatales. Y el exsecretario de Obras Públicas, José López, fue descubierto al intentar ocultar bolsas con nueve millones de dólares en un convento.

La derrota del macrismo volvió a exponer su debilidad parlamentaria. Como contrapartida, logró instalar la corrupción como tema de campaña y, sobre todo, obligó a sus opositores a exponerse públicamente por una figura que, para el núcleo duro del voto a Macri, encarna todos los males del kirchnerismo.

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