octubre 6, 2022
Edinho Silva: «No alcanza con derrotar a Bolsonaro, hay que derrotar al bolsonarismo»
El jefe de campaña de Lula y alcalde paulista, Edinho Silva, habló mano a mano con LPO en la previa de las elecciones del domingo. El dirigente aclaró que «Lula encabezará un gobierno no petista, de transición y de un solo mandato». Sigue leyendo
Edinho Silva es alcalde de Araraquara, un municipio del interior de San Pablo que cuenta con más de 200 mil habitantes, el 37 mas poblado del Estado y el 128 del país. Transita su segunda mandato pero desde hace varios meses combina su gestión municipal con una tarea que le consume la agenda: la de jefe de campaña de Lula en lo que respecta a la comunicación política.
Edinho fue ministro de Comunicación de Dilma Rousseff y es una figura que crece silenciosamente en el entorno de Lula y muchos lo apuntan como fijo en un eventual gabinete lulista. Dice que «Lula es un gran comunicador y su tarea es ordenar» pero en verdad se topó con un desafío mas que complicado como es regular la espontaneidad y verbarragia del ex presidente para no perder votos.
En mano a mano con LPO, habló de los aspectos claves de la campaña, el desafío de disputar con el bolsonarismo la batalla digital, la posibilidad de un «giro fascista» si Bolsonaro tiene un nuevo mandato y lo que considera que puede ser un nuevo gobierno de Lula a partir del año próximo.
¿Cuál es su evaluación del proceso de campaña de Lula?
Es una campaña muy diferente a las que ya vivió Brasil, muy polarizada, una campaña de primera vuelta con características de balotaje y desde el proceso de redemocratización, cuando la sociedad se movilizó contra el régimen autoritario, que Brasil no vive algo semejante como la unidad del campo democrático para derrotar a una cosa orgánica neofascista, es algo nuevo, Brasil nunca vivió algo semejante. El país siempre tuvo elecciones polarizadas y en términos históricos tal vez Getulio Vargas se acercó al fascismo argentino durante la segunda guerra mundial pero las fuerzas democráticas siempre vencieron y nunca vivimos algo semejante a un gobierno electo con características autoritarias y fascistas. Entonces, lo que ocurre en el campo democrático de Brasil es la union de todos los sectores para derrotar ese fenómeno político. Es algo nuevo en nuestro historia.
Imagino que ser jefe de comunicación de Lula no debe ser algo sencillo. En algún momento se habló de «incontinencia verbal» y se decidió, con su llegada, ordenar las declaraciones públicas. ¿Cómo fue ese trabajo?
Nosotros tenemos un equipo de comunicación muy fuerte y muy competente. Gente idónea, con experiencia y profesionales muy talentoso. Eso lo combinamos con que Lula es comunicador nato, es la mayor figura popular de la historia brasileña, entonces, es difícil construir una estrategia de comunicación con alguien que es comunicación pura. Él es espontáneo, y eso genera empatía con el pueblo, es una comunicación directa. En ese sentido, lo que hicimos fue organizar el proceso porque la comunicación en sí, es Lula. Pensamos las estrategias para cada momento y diseñamos un plan de acción en redes sociales, algo complejo porque el bolsonarismo es un fenómeno inspirado en el fascismo pero sobre todo es un fenómeno digital.
Las fuerzas democráticas es algo que no terminaron de entender, cómo es que el autoritarios creó esa relación orgánica con lo digital. Yo pienso que pasa mucho porque en las redes puede extrapolar un pre-concepto o una agresión sin tener vínculo con la víctima de fascismo o machismo, es un anonimato implícito o explícito que establece una agresividad que legitima al autoritarismo.
Cuando llegué a la campaña, estaba la idea de ser mejor que el bolsonarismo en las redes, pero competir con algo que está funcionado desde junio 2013 es complicado. Todo comenzó con las marchas justificadas contra el aumento del transporte e instaló un clima de despolitización que fue aprovechado por la campaña de Aecio Neves en 2014, creció con el golpe a Dilma en 2016 y terminó organizado y capitalizado Bolsonaro en 2018.
Es un fenómeno mayor que Bolsonaro pero fue capitalizado por él. ¿Cómo competir con algo que tiene diez años de organización? Por eso nos organizamos lo que teníamos que era apoyo de las centrales sindicales, diez partidos y movimientos sociales y empezamos a trabajar eso, con lo que teníamos orgánicamente, no competimos con perfiles falsos, ni nada de eso…y fue un acierto porque nuestro crecimiento fue muy importante y nos dio una base orgánica importante en redes. Nuestro «producto» era muy bueno, como nuestro candidato, porque Lula en sí mismo es una estrategia.
¿Es posible que Lula gane en primera vuelta?
Es posible, las encuestas muestran eso, la curva de crecimiento es farovable a Lula pero creo que hay puntos que deben ser considerados. El voto útil no es todo nuestro, una parte de los votos de Ciro pueden ser pero otra parte de esos votos y los votos de Simone Tebet son para Bolsonaro.
Los indecisos generalmente se dividen y otra cosa que esta poco captado por las encuestas que es la abstención, son factores importantes para la recta final de la elección. La tendencia es un crecimiento para la victoria en primera o que nos deje muy cerca del 50 por ciento del electorado.
Si hay segunda vuelta, ¿cree que puede crecer el clima de violencia?
Ya está siendo violenta. Nunca tuvimos una elección como esta en la historia reciente, hay que irse a la década del 20 para encontrar algo parecido. Tenemos homicidios, comandos atacados, militantes perseguidos, es algo muy preocupante y nuevo que se explica por el fenómeno bolsonarista.
No creo que toda la base electoral de Bolsonaro sea violenta y autoritaria pero una parte importante siempre fue así, defiende la violencia, el machismo, que la sociedad se arme, es más del 20 por ciento que se siente legitimada con el discurso de Bolsonaro, él es el que crea esas condiciones de violencia.
Bolsonaro puede irse pero el bolsonarismo seguirá estando..
Bolsonaro sale y el bolsonarismo queda, ese es un desafío porque hay que derrotar a los dos. Hay un sector de los votantes bolsonaristas que se mueven por el antipetismo, será un 15 por ciento, pero el 20 por ciento restante tiene una forma muy diferente del ver el mundo.
¿Qué podría pasar si hay un segundo mandato de Bolsonaro?
Si ves la historia del fascismo que nace en Italia en la década del 20, es un movimiento que surge con la legitimidad de las urnas. Mussolini metió 50 mil personas en las calles de Roma, tenía base social. La elección de Bolsonaro puede significar un periodo muy difícil de vivir para la democracia. La institución del autoritarismo, la legitimación de la violencia, el racismo, la homofobia, es algo muy peligroso de enfrentar.
Son varios los analistas que plantean que Lula tiene que liderar un gobierno no petista. ¿Coincide?
Absolutamente. Debe ser un gobierno del campo democrático. El gobierno de Lula será de transición, el mismo dice que solo gobernará cuatro años. Un gobierno que debe enfrentar al fascismo y tendrá que entregarlo con las instituciones democráticas fortalecidas, con políticas públicas inclusivas, que articule con el campo democrático, mucho mayor que el PT y cree base políticas y articule base social de cambio que el país necesita en este momento.
¿Eso no puede generar tensiones entre la agenda de izquierda y sectores más moderados?
Lo que hay que entender es que la fuerza de Lula y del PT es la fuerza de una campo democrático amplio que se creó en Brasil y que no se ve desde la vuelta de la democracia. Es mayor que el PT para la reconstrucción de la democracia. Tiene que expresar eso.
Usted dijo que Lula es el mayor líder de la historia de Brasil pero también hay quienes sostiene que Bolsonaro es el segundo líder de masas de la historia reciente. ¿Que piensa de eso?
Claro que sí. Bolsonaro es un líder de masas, tiene una base orgánica, militante. Eso no es nuevo en el mundo de hoy. Pienso que desde la crisis de 2008 vemos un mundo más empobrecido, es una crisis larga similar a la del 29 que terminó co la segunda guerra y da lugar a los movimientos reaccionarios con la idea de Italia para los italianos, España para los españoles, EEUU para los americanos. Es un fenómeno que da fuerza a expresiones de extrema derecha o el neo-nazismo que disputa elecciones en Alemania. Es la fuerza política de derecha inspirada en los peores valores de la humanidad que crece en todo el mundo y se organiza políticamente para legitimar ese pensamiento.
La idea de partidos políticos xenofobos diez años atrás era impensada, en Italia ganó una fuerza política inspirada en el fascismo, los republicanos de EEUU, la extrema derecha en España, Hungría gobernada por una fuerza autoritaria que legitima las peores expresiones de la sociedad. Es algo mas grande de lo que tenemos en Brasil, donde el 20 por ciento lo representa Bolsonaro y no se intimida en ser racista, machista o violenta.
La militancia política de calle era de la izquierda, ahora la tiene la derecha. Mira lo que pasó en EEUU, que se reconoce como «la cuna de la democracia». Vivió lo que vivió (la toma del Capitolio) porque tiene militancia de extrema derecha orgánica.
¿Hay hipótesis de lo que puede pasar si Bolsanoro no reconoce los resultados?
No creo que tenga fuerza política para un movimiento de ese tamaño. Ese núcleo duro puede ir alas calles pero él no tiene fuerza institucional, interna ni externa para una aventura golpista. Nosotros vamos a tener el reconocimiento de todos los paises del mundo que están preocupados por lo que puede pasar en Brasil.
¿Y las Fuerzas Armadas?
Tampoco creo. Él tiene apoyo de algunos oficiales pero es algo minoritario, no tiene fuerza institucional. Me preocupa más algunas movilizaciones de las policías militares que no tiene un comando único sino están estadualizados, que lo que puedan hacer las FFAA.
¿Qué relación proyectan con el Congreso?
Tenemos que construir una base parlamentaria de sustentación del gobierno de Lula y dialogar con las otras fuerzas una vez que tengamos el mapa completo para configurar un bloque de las fuerzas democráticas.
- Texto: A. Taglioni (San Pablo) (LAPOLITICAONLINE.COM)
- Foto: LPO Andrea Nestrea